Los dos partidos que sustentan al gobierno –Esquerra Republicana y Junts per Catalunya– se han mostrado fuertemente contrariados tras la aprobación de la moción del PSC donde se reprobaba la figura de Quim Torra y se pedían elecciones o que se sometiera a una cuestión de confianza. El texto se aprobó con los votos a favor de socialistas, Cs, PP, Comunes (que sumaban 62 votos) frente a JxCat y ERC (que suman 61). La CUP decidió quedarse sin votar en el pleno.
En esta línea se ha manifestado el conseller de Acción Exterior, el republicano Alfred Bosch, que ha retado a la oposición a presentar una moción de censura con un candidato alternativo: "no tienen la mayoría requerida". Además, el político de ERC ha subrayado que esta votación "no marcará el final de la legislatura" y ha acusado a los partidos que la votaron a favor de "cierta desesperación".
"Seguiremos gobernando"
La misma rabia ha expresado el vicepresidente primero de la Mesa, Josep Costa, que acusó a Llarena de haber sido el responsable del resultado de la votación. El político de Junts per Catalunya, del sector más ultra del independentismo, se ha expresado con mucha vehencia al afirmar que "no reconocen el resultado", puesto que esto se debe a la suspensión de sus diputados y su negativa a delegar el voto en otro compañero del grupo parlamentario.
Torra aseguró que ellos "seguirían gobernando" con la hoja de ruta del gobierno. La CUP le pidió a Torra que escuchara a la gente y le recalcó que "este parlamento había salido de unas elecciones ilegítimas". La formación anticapitalista, aunque crítica con el PSC, decidió no votar para permitir que la moción prosperara.