Un teniente de la Guardia Civil, jefe de seguridad del acuartelamiento de Manresa ha recordado esta mañana ante el Tribunal Supremo que el 20 de septiembre se concentraron unas 700 personas cuya presencia obligó a cerrar el edificio ya que no pudo llegar a formarse el perímetro de seguridad. “No sabes hasta qué punto puede haber alguien de la masa que decida dar un paso más, los humanos a veces actuamos por ley de contagio”, ha aseverado el agente, quien ha recordado que llegó a ordenar retirar la bandera española izada en el cuartel “para evitar males mayores y que se hicieran según qué cosas con la enseña nacional”.
El testigo ha recordado que los manifestantes colgaron una estelada e hicieron grafitis en la pared, además de poner en marcha una especie de performance con la instalación de urnas de cartón y un simulacro de votación que “les sirvió para hacerse fotografías”. “Para los que llevamos allí toda la vida son situaciones bastante chocantes”. En otra manifestación por parte de estudiantes independentistas, días después, “la situación se volvió no sé si esperpéntica pero sí bastante curiosa”.
Un diputado solidario
El teniente ha explicado que, en el marco de estos episodios, recibieron una llamada de un diputado en el Parlament, “no recuerdo el nombre pero creo que era de Ciutadans”, que les expresó su respaldo. “Pero no recuerdo ahora que hubiera más apoyos”. “Sobre todo tenía que haber calma, mucha calma. Lo teníamos claro y así nos venía ordenado. Aguantar, aguantar, y si se puede aguantar un poco más… y sobre todo no protagonizar ningún tipo de incidente”.
El último testigo de la mañana, comandante del cuartel de la Guardia Civil de Valls (Tarragona), ha señalado que hasta 150 personas se manifestaron ante las dependencias, que tuvieron que ser cerradas. "En aquel momento vivían 14 familias en el acuartelamiento con sus mujeres, sus novias y sus hijos. Eso creó malestar ya que algunos de los asistentes eran compañeros de trabajo de las novias y mujeres de los guardias, y eso no gusta”. El sargento ha recordado que tuvo que salir del edificio para que uno de los protestantes no fijase un cartel en la pared. "Le pedí que hiciera el favor de no poner más, pero él siguió y traté de cogerle para identificarle, aprovechando que estaba la policía local. Salió corriendo y se me echaron encima 10 o 15 personas”.