Una parte de la militancia del PDeCAT dice basta a las imposiciones del expresidente Carles Puigdemont y han decidido abandonar el partido heredero de la antigua Convergència Democràtica de Catalunya. El pasado domingo, tras el Consejo Nacional que la formación convocó para que se comunicaran las listas electorales, se registraron casi 200 bajas de militantes y cuadros de la formación en distintos niveles de actuación.
Según explica El Confidencial, no había quórum suficiente en la asamblea que convocó la formación nacionalista, puesto que de los 440 miembros solo asistieron 176. La reunión propuso con 12 horas de antelación, y eso explicó la ausencia de comarcas y territorios enteros. Hubo que esperar el tiempo suficiente para que llegaran al mínimo necesario para poder arrancar la reunión.
'PDeCAT ha muerto'
Los críticos con el fugado explican a ese digital que "Puigdemont ha dinamitado la democracia en el PDeCAT" y denuncian que la pretensión del expresidente es "una deriva de confrontación total y el bloqueo de la política española". De hecho, hay una sensación generalizadda de que "todo es muy surrealista" y critican que las siglas de JxCat son "una marca que está más cerca de la CUP y que lucha por ser más radical que ERC".
Además, el anuncio del presidente hasta el 155 de concurrir como cabeza de lista a las elecciones europeas deja al PDeCAT tocado de muerte y sin margen de maniobra. "A Puigdemont no le funciona la Crida y ahora lo que hace es disfrazar JxCat bajo el paraguas del PDeCAT para colocar a los suyos", explican fuentes de la formación postconvergente a El Confidencial.
Críticas a Bonvehí
Los moderados del partido, descontentos con el rumbo que han tomado los acontecimientos, empiezan a pedir la cabeza del actual presidente de la formación, David Bonvehí. Los críticos lo acusan de no haber sabido defender la nave heredera de CDC: "El PDeCAT, hoy, está muerto, sentenciado, no tiene futuro”.
El PDeCAT está atado de pies y manos ante la ofensiva de Carles Puigdemont, que lo ha dejado completamente inutilizado. El partido refundado del que un día fue el gran transoceánico de la política catalana solo conserva a unos pocos miliantes dispuestos a defender el feudo local, pero completamente fuera de juego.