La tesis del exconsejero de Territorio y Sostenibilidad, Josep Rull, de que el barco Moby Dada --que trasladaba agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional-- no pudo atracar en el puerto de Palamós por motivos técnicos ha sido desmentida este miércoles por un capitán de la Marina Mercante. Práctico de las instalaciones gerundenses, Pedro Buil ha puesto de manifiesto que era viable atracar en ellas y que los muelles estaban completamente desocupados, por lo que ha atribuido a la Generalitat la decisión exclusiva de impedir el anclaje.
El capitán ha vertido estas manifestaciones durante su comparecencia como testigo en el juicio del procés, donde ha recalcado que el buque se encontraba en buen estado, no presentaba deficiencia alguna y no había ningún tipo de problema climatológico que dificultara su acercamiento al puerto. También su tamaño y su eslora se acomodaban a los criterios establecidos para los cruceros que contemplaban atracar en Palamós en esas fechas.
Buil ha explicado que mantuvo diversas comunicaciones, el 19 de septiembre de 2017, con el consignatario del barco, quien le trasladó que no disponía de autorización de atraque a pesar de que preveía llegar a Palamós sobre las nueve de la mañana del día siguiente, incidente que procedió a transmitir a los responsables marítimos. El buque fue autorizado a fondear en aguas exteriores pero, finalmente, la Generalitat denegó al atraque. Rull, sentado junto a su abogado, escuchaba atentamente la declaración mientras veía refutados sus alegatos.
Insultos y amenazas
Antes de su declaración han sido interrogados, respectivamente, los responsables del hotel Gaudí (Reus), Alberto Fraile, y del hotel Travé (Figueres), Sergi Travé. En ambos fueron alojados agentes de la Policía Nacional para participar en el operativo que se desplegaría durante la celebración del referéndum del 1-O. Durante su comparecencia, el primero de ellos ha recordado que en sus instalaciones se alojaron más de 100 antidisturbios mientras a las afueras del hotel se concentraron decenas de personas con gritos de “fuera las fuerzas de ocupación”.
Sin embargo, ha asegurado que en ningún momento se sintió presionado para desalojarlos. De hecho, inquirido por el fiscal Fidel Cadena, el testigo ha recordado que los agentes se marcharon del hotel cuando finalizó la reserva y “no teníamos más alojamiento”.
También en el caso del hotel Travé fueron albergados unos cien efectivos. Su propietario ha recordado que se convocaron dos manifestaciones de carácter pacífico a las afueras, pero no hizo falta desalojar el establecimiento porque se formó un perímetro de seguridad. No obstante, el testigo ha aseverado que el hotel recibió numerosas llamadas de presión “hasta el punto de que tuvimos que desconectar el teléfono”. En ellas les fueron proferidos insultos y amenazas de boicot.