Es un todo o nada. Una apuesta con riesgo que Albert Rivera ha decidido asumir. Y con derivadas. La opción de que Inés Arrimadas se volcara en la política española nunca se había descartado. De hecho, la líder de Ciudadanos en Cataluña protagonizó la campaña electoral en las elecciones andaluzas y es una figura que aparece de forma constante en todos los medios de ámbito nacional. Pero ahora dará el salto. Será la cabeza de lista del partido por Barcelona en las elecciones generales, aunque una de las ideas manejadas era que formara un ticket con Rivera como número dos por Madrid. Eso, sin embargo, tenía implicaciones políticas claras que se aplazan para más adelante.
Rivera y Arrimadas protagonizarán este mismo sábado un acto en la plaza de la Villa de Madrid, iniciando ya la campaña electoral con un objetivo vital para Ciudadanos: superar al PP y ser el partido que lidere todo el espacio de la derecha, para buscar una gran coalición, con los populares y con Vox que lleve a Rivera a la Moncloa. Para ello, es necesario el voto en Madrid, buscando la complicidad con las mujeres --un punto débil del partido naranja-- y de los jóvenes, más allá de los profesionales liberales que ya han apostado por el partido liberal.
¿El relevo de Rivera?
La opción de Arrimadas representa ese espectro ideológico y sociológico, con un añadido, como señalan los expertos consultados, que no puede ser ignorado: Inés Arrimadas es andaluza de nacimiento, que se fue a trabajar a Barcelona como consultora, que es la líder de la oposición en Cataluña, pero con una clara vocación de dirigente nacional. Rivera lo es también, pero Rivera es catalán, y eso, salvo que estas elecciones lo desmientan, no casa con tener posibilidades reales de ser presidente del Gobierno. Por lo menos, no hasta ahora.
Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos en Cataluña
Por ello, el debate sobre la figura de Arrimadas cobra un significado político claro. ¿Era mejor Arrimadas como número dos por Madrid, o como cabeza de filas por Barcelona? En la práctica tendrá un efecto menor, una vez sea elegida diputada. Pero por Madrid la lectura era evidente, y es lo que se ha tratado de evitar: la muestra de un próximo relevo político, de que si Rivera no obtiene un buen resultado, o no sabe cómo gestionar las políticas de pacto, Arrimadas estará al lado y preparada.
De uno por Barcelona
Son las leyes de la política española, aunque pudiera ser de otra forma: el número 1 en la lista por Madrid es el número 1 del partido. Todo lo demás, es secundario: provincias.
Por eso, y con una coyuntura que no se ha forzado, --Juan Carlos Girauta ya lo tenía pensado y vivirá en Toledo, por lo que se presenta por Toledo-- Arrimadas encabezará la lista por Barcelona. Eso es otra cosa. Arrimadas se centrará en una campaña marcada por el proceso soberanista, protagonizará debates con los líderes de los partidos independentistas y lidiará con las valoraciones sobre el juicio a los políticos independentistas presos. En eso se siente cómoda, aunque ya “algo cansada”, como señalan fuentes cercanas. Y para iniciar esa campaña, aunque una parte del partido no lo acaba de entender bien, Arrimadas viajará a Waterloo este domingo, para protagonizar un acto ante la casa de la República donde vive Carles Puigdemont.
Abascal, Casado y Rivera, en la concentración en la plaza Colón de Madrid
Facilitar un acercamiento
Inés Arrimadas ha tomado en las últimas semanas algunas decisiones que ahora cobran un mayor significado. No estuvo en la concentración en la plaza Colón en Madrid, que organizaron el PP, Ciudadanos y Vox. Sí estuvo Albert Rivera, incómodo con esa foto, que lo unió junto a Pablo Casado y Santiago Abascal. Tampoco se ha pronunciado Arrimadas con claridad sobre la decisión tomada por Rivera, de vetar cualquier acuerdo, tanto con Pedro Sánchez como con el PSOE tras las elecciones.
Y ese acuerdo podría llegar, si el PSOE lo necesita y en el contexto de todo el reparto de poder que se avecina después de las elecciones autonómicas y municipales del 26 de mayo. ¿Es Arrimadas la que puede facilitar esos acercamientos?
Estar en el momento oportuno
La razón principal, la más prosaica en estos momentos, estriba en la necesidad de Ciudadanos, de Albert Rivera, de sacar la cabeza, de buscar un buen resultado, frente a un descenso electoral que anuncian las diferentes encuestas. En esas circunstancias, y por la propia política del partido, que lo basa todo en unos pocos rostros, sin demasiado cuerpo ideológico, Arrimadas se sube al barco de la política española, en el Congreso, que permite una cuestión que ha vivido en carne propia Pedro Sánchez: a la hora de asumir el liderazgo político, es mejor ser diputado que estar fuera. Sánchez dejó su escaño, y vivió con muchas dificultades ese tiempo en la intemperie.
El altavoz del Congreso es imprescindible. Arrimadas lo sabe. Y Albert Rivera lo asume.