Hace meses que el procés mantiene paralizada la actividad del Parlament. Pero el juicio del 1-O ha provocado la suspensión de comisiones por el desplazamiento de los diputados independentistas a Madrid, y el aplazamiento de plenos por el mismo motivo. Esta semana no se celebrará el Pleno previsto, y hoy tampoco se trabajará en la Cámara catalana debido a la convocatoria de un “paro de país” con el que se pretende denunciar a un “Estado represor” que sienta en el banquillo a 12 procesados por el procés.
Pero ese bloqueo parlamentario está teniendo efectos perjudiciales para los propios secesionistas, pues de nuevo afloran las tensiones entre Junts per Catalunya y ERC. En esta ocasión, las fricciones vienen por el vacío de poder en el Parlament y la tramitación de iniciativas con las que los neoconvergentes quieren poner de nuevo contra las cuerdas al republicano Roger Torrent, presidente de la Cámara.
Los diputados de Ciudadanos ocupan sus escaños para denunciar el aplazamiento del Pleno parlamentario / CG
Torrent declara como testigo en la vista oral del Supremo el próximo martes 26. Ese día comenzará el Pleno pospuesto esta semana, lo que obliga a buscar un sustituto para conducir la sesión. En principio, le corresponde al vicepresidente Josep Costa (JxCAT), que forma parte de los “duros” de Carles Puigdemont. “De Costa no se fían ni los suyos, y la prueba de ello es que todavía no se ha convocado oficialmente el Pleno ni hay orden del día”, explican fuentes parlamentarias.
Investidura de Puigdemont
En efecto, a última hora de ayer todavía no se había confirmado el señalamiento. No obstante, entre los grupos parlamentarios se da por seguro que, esta vez sí, habrá Pleno. Como tema estrella está prevista la comparecencia del presidente de la Generalitat, Quim Torra, para rendir cuentas sobre la elaboración de los presupuestos de la Generalitat. Costa está llamado a pilotar esa intervención, así como las réplicas de los grupos de la oposición. Pero despierta recelos entre ERC.
Llueve sobre mojado porque Costa quiere que la Mesa del Parlament agilice la tramitación de la ponencia sobre la reforma del reglamento de la Cámara con la finalidad de que Puigdemont pueda ser investido de forma telemática. Sería la tercera vez que se intenta, y los neoconvergentes no han perdonado a Roger Torrent que lo impidiera. Presionar al dirigente de ERC para que incumpla la ley es el objetivo de JxCAT, empeñados en poner a prueba el “patriotismo” de los republicanos a medida que avanza el juicio y que se agota esta legislatura.
Una legislatura agotada y que podría acabar con elecciones catalanas este otoño tras conocerse la sentencia del procés. Pero otro de los temores de ERC es que, en ese epílogo, JxCAT fuerce una nueva declaración independentista en el Parlament, a modo de “traca final” con la que visualizar que el pulso contra el Estado se mantiene.