Hemos creado un mundo muy seguro, donde la paz se impone a la guerra. No obstante, los atentados terroristas son una realidad y buscan hacer el mayor número de víctimas en aras de un interés político o religioso.
El veterano del Ejército de Estados Unidos y experto en seguridad gubernamental, Angel Gabriel Sosa, ha sido uno de los ponentes en la segunda jornada de la Cumbre Mundial de Comunicación Política que se celebra en Madrid.
Manipulación política
Gabriel Sosa ha empezado explicando las implicaciones que tienen los atentados: "Son un tipo de violencia, también psicológica, moral y que causa víctimas físicas". Pero, además, son un "medio de manipulación política" de aquellos que no están de acuerdo con lo que un dirigente político quiere implementar en la sociedad, ya sea por "creencias, ideología o religión".
A veces, estos atentados fracasan, como fue el caso reciente de apuñalamiento a Jair Bolsonaro durante la campaña electoral de Brasil. Pero a veces sí que causan muchas bajas. De gente inocente, "como niños, mujeres embarazadas o ancianos", ha recordado este militar retirado que estuvo en la Guerra de Irak.
Aprender de los errores
Para garantizar una mayor seguridad, lo primero que hay que hacer es valorarla. Darle importancia. Y, posteriormente, que los cuerpos de seguridad estén en constante entrenamiento para perfeccionarla.
Hay ejemplos muy notorios que no han sido así, relata Gabriel Sosa. Y han afectado a personas de la talla de George W. Bush o Vladímir Putin.
Grandes errores
El vídeo más alarmante de todos fue el del político búlgaro Ahmed Dugan. Las cámaras grabaron el fallido atentado que, por muy poco, estuvo a punto de materializarse. El presidente del Movimiento por los Derechos y Libertades estaba dando un discurso cuando un terrorista se acercó hasta su lado, le apuntó con un arma y la bala no salió por que se bloqueó el gatillo.
El fallido atentado contra Ahmed Dugan
El equipo de seguridad se demoró en reaccionar. El propio político tuvo que actuar para defenderse. Otro de lo errores no visibles para el ojo no entrenado, explica el experto, fue la forma en que "custodiaron" el arma: solo con los pies. Además, no se despejó la zona y si hubiera habido otros terroristas, no se habría podido frenar el atentado.
Los zapatos contra Bush
El expresidente de Estados Unidos George W. Bush estaba realizando una rueda de prensa cuando un hombre le lanzó sus zapatos. El exmandatario estadounidense reaccionó a tiempo, pero su equipo de seguridad no pudo ni siquiera frenar el lanzamiento del segundo zapato.
Zapatazos contra Bush
Aunque no se trate de un atentado propiamente dicho, el hombre no encontró resistencia hasta muy tarde y, además, la sala no estaba bien protegida. Hubo un exceso de confianza.
Las Pussy Riot con Putin
¿Qué hubiera pasado si en lugar de ser un activista hubiera sido un terrorista suicida? Esta es la reflexión que ha planteado Gabriel Sosa ante el público presente.
Una 'pussy riot' llega hasta Putin
Una integrante de las Pussy Riot pudo llegar tranquilamente hasta Vladímir Putin y la primera canciller alemana, Angela Merkel, con total impunidad.
Todos estos ejemplos sirven para que los agentes de seguridad aprendan a mejorar la protección, y no solo la de los políticos. Para ello es básico, explica el veterano del Ejército estadounidense, "saber la cantidad de agentes necesarios para cada caso", las "precauciones a tomar", como las rutas por donde ir, así como "los diferentes escenarios" que se pueden dar y "tener rutas alternativas", como salidas de emergencia y "posicionarse antes de la llegada del mandatario".