Movimientos en la tarde noche de este domingo. “Ha quedado una buena tarde”, decían los asesores de Pedro Sánchez en la Moncloa. Una tarde con los rostros todavía enrabietados de los dirigentes de los partidos de la derecha, de Pablo Casado y Albert Rivera, que esperaban una movilización histórica que no se produjo, y que tuvo como único ganador a Santiago Abascal, el líder de Vox. Ante esa cirscunstancia y sin olvidar que tampoco se podía cantar victoria, Moncloa comenzó a concretar lo que lleva semanas barruntando: poner fecha a las elecciones generales si el independentismo impide bruscamente la tramitación de los presupuestos del Estado para 2019.
Eso ocurrirá este miércoles. Tanto el PDeCAT como ERC no tienen intención de votar esos presupuestos, justo cuando se inicia el juicio a los dirigentes independentistas presos. Y ante eso y después de intentar un acercamiento con el Gobierno de la Generalitat, Pedro Sánchez ha decidido convocar elecciones y reclamar al independentismo que decida con quién quiere estar.
Iván Redondo a la cabeza
Una parte de los asesores de Pedro Sánchez ha puesto sobre la mesa el 14 de abril, antes de las elecciones municipales y autonómicas, para no perjudicar los intereses de los candidatos socialistas, que se verían arrastrados, el 26 de mayo, a una dinámica de blanco o negro que les dejaría, en muchos casos, en la oposición.
Sin embargo, esa fecha, que miembros del Ejecutivo han comunicado a la agencia Efe, no es la definitiva. Hay diferencias en esa cuestión. La idea del superdomingo, del 26 de mayo, pese a todo, ni convocar las elecciones justo después, en verano, o en octubre. Pero sí se ha decidido, con Iván Redondo a la cabeza, el asesor más determinante en Moncloa, que ha llegado el momento de ir a elecciones para no dar más aire a los independentistas.
Las dudas internas 'indepes'
Con la decisión de convocarlas prácticamente a la vuelta de la esquina –debería Sánchez firmar el decreto de disolución de las Cortes el 19 de febrero, para que pudieran celebrarse l 14 de abril— el PSOE cogería con el pie cambiado al independentismo, y a las derechas, que, pese a pedir los comicios, necesitan tiempo para preparar sus estrategias y candidatos. En el caso de Pablo Casado, el líder del PP, necesita preparar cómo no sucumbir frente a Vox o Ciudadanos y superar las dudas internas que se han creado en su partido sobre su giro a la derecha. En el caso de los independentistas, Esquerra Republicana aparece como el partido mejor organizado, mientras el PDeCAT debe solventar su relación con la Crida de Carles Puigdemont.
Todo se acelerará a partir de este miércoles. Si PDeCAT y ERC votan a favor de las enmiendas a la totalidad de los presupuestos, Moncloa pondrá la maquinaria en marcha.
Larga campaña, al margen de la fecha
Y las elecciones cobrarán fuerza. Al margen del día concreto, comenzará una larga campaña electoral, con el principal argumento del Gobierno socialista: la derecha se ha echado al monte, con manifestaciones en la calle, y el independentismo rechaza unas cuentas que “son buenas para el conjunto de España y especialmente para Cataluña”.
Eso coincidirá con el juicio a los independentistas presos, con las declaraciones de Oriol Junqueras y el resto de dirigentes. Y con las movilizaciones que ha preparado el independentismo.