Manel Vega Nicolàs (Barcelona, 1987) es licenciado en periodismo por la Universitat de Vic.
--¿Pregunta.Por qué has decidido recuperar la figura de Isidre Molas?
Respuesta. Conocí a Isidre Molas gracias a una entrevista a su hermano, el profesor y crítico literario Joaquim Molas. Isidre Molas es una persona que no ha estado ni en la primera línea de fuego, como por ejemplo un Miquel Iceta, un personaje más gastado mediáticamente, ni tampoco ha sido el último de la fila, hecho que me llamó la atención. ¿Quién es? Pues, es una persona que forma parte de una generación, la llamada "Generación del Paraninfo", que ha ayudado a llevar el país de la dictadura a la democracia, y que aparte de cargos y carreras profesionales tiene una opinión singular y, sobre todo, una idea bien fundamentada del socialismo y del federalismo bien entendido.
Recuerdo que, a ratos, su hermano, Joaquim Molas, me confesaba que se sentía decepcionado con algunos de sus discípulos y que estaba pesimista con el futuro nacional de Cataluña. Me aseguró que no tendríamos ningún referente sólido en un tiempo próximo y me recomendó que laissez faire, laissez passer, es decir, que dejara hacer, dejara pasar todo. Este hecho entre otros más me hicieron levantarme del sofá, romper con la comodidad y, al menos, intentar variar esta situación, donde desgraciadamente se suceden --y aún lo hacen-- en Cataluña, y también en España, una serie de nombres por el simple hecho de "haber trabajado con" o "ser amigo, conocido, saludado o familiar de".
'El federalisme vist per Isidre Molas', de Manel Vega
--¿El federalismo es viable? ¿Hay federalistas fuera de Cataluña?
Haberlos, haylos, como en todas partes. No he hecho una encuesta. No soy sociólogo, ni tampoco político. Yo soy periodista. Yo no soy ni federalista, ni tampoco independentista. Esto no quiere decir que, como no soy ni de derechas, ni tampoco de izquierdas, sea de derechas. Es decir, federalista. Yo he entrevistado a Isidre Molas y de ello he hecho un libro, pero también a mucha otra gente más, como por ejemplo el filósofo y el político independentista --no nacionalista-- Xavier Rubert de Ventós, con quien estoy preparando mi próximo libro. A mí una persona me enseñó temprano que en una discusión y toma de decisiones existen los grises, es decir, otras opciones vitales, y viables, no sólo los negros o los blancos, en casa y fuera de ella, y que eran necesarios para el bienestar mutuo de dos personas o común de todos los ciudadanos. Y, para mí, fue una lección de vida y la semilla de El federalisme vist per Isidre Molas.
--Los medios de comunicación públicos de Cataluña han ridiculizado mucho el federalismo. ¿Por qué lo han hecho?
Tenemos que recuperar el prestigio perdido, que lo hemos perdido los periodistas. Sobre todo, lo han perdido los que son referentes. De ahí mi interés de origen. Hay que recuperar la competencia entre periodistas y entre medios de comunicación. Deberíamos apostar antes de nada por el sentido del humor y por las libertades. Deberíamos pasar página de un tipo de marketing imperante, el retro-marketing, que sólo prioriza el tiempo pasado: la melancolía y los sentimientos de todos nostros. Y en el que se fundamentan, sobre todo, los productos de consumo, como por ejemplo las novelas históricas ambientadas en conflictos bélicos o los concursos de televisión.
Comprendo que, después de largas estancias como estudiante en prácticas o centenares de ocurrencias en canales de Youtube no remuneradas, hayamos tenido que renunciar, incluso, a nuestra vocación por supervivencia. Los medios de comunicación son ahora como un pastel pequeño y que pesa mucho, pero ya no están en nuestras manos, sino en algunos casos en manos chinas, que nos hacen sombras y sombra. Este hecho lleva a que la línea editorial de cada empresa de la comunicación se corresponda directamente con la de sus patrocinadores, sean éstos públicos o privados.
--¿Qué es el federalismo?
Yo no priorizo las causas, ni tampoco las modas, yo priorizo las personas y sus necesidades. Ésta no es una lección de vida, sino una herencia recibida familiar.
Es obvio que hay un problema económico y un problema europeo en España. Y vivimos en un momento de cronificación de la desigualdad, en el cual mientras tanto nuestra generación puede tener a su alcance lo que aparentemente quiere, pero no lo que realmente necesita, como en una especie de sueño anodino. La mayoría ni siquiera tiene independencia personal completa, pero a la vez aspira a una de colectiva como solución final. ¿Y por qué no la tiene? ¿Porque no da resultados? ¿O votos? Nuestra generación no puede esperar 25 o 30 años más porque tiene estudios básicos y, en la mano, en el móvil, casi todo. Veo, por tanto, un problema de convivencia aquí y ahora, que no lo solucionará el ciclo de la vida, debido a que, a corto plazo, no se pueda modificar mediante votación en ningún caso la Constitución o el Estatut. Ni nada de nada. Ni siquiera por una cuestión de urgencia o viabilidad de país o, como dice Isidre Molas, como salida a un conflicto real en un posible sentido de reorganización territorial, de reforma federal. Él apuesta por un Estado federal asimétrico y por unos Estados Unidos de Europa. Yo soy sincero y crítico, también, pero más duro: Todo pasa y pasará, sólo, por el aquí y el ahora.
Manel Vega, autor del libro 'El federalisme vist per Isidre Molas'
--¿El federalismo asimétrico puede ser de izquierdas?
El federalismo asimétrico es una ideología con apellido, adjetivada, ergo continúa pudiendo ser progresista. Es decir, lo que busca, si es idea, claro está, es la respuesta y el cambio: el progreso. Una solución práctica a un problema real. La idea federal puede ser una práctica individual o una práctica colectiva.
Para Isidre Molas, entendida como práctica individual es una forma de pensar y una forma de hacer. Una forma de entender la vida. Un ideal: El federalismo. Entendida como práctica colectiva es una forma de organizar y una forma de distribuir. Una forma de entender el poder. Un instrumento: la federación. Vivimos en una sociedad en la que algunos pequeños tiranos sin sentido del humor niegan libertades, donde sólo predomina el blanco y el negro y en la que no se acepta la diferencia o nuevas formas posibles. La simetría y la asimetría, conceptos para mí matemáticos, la derecha y la izquierda, conceptos para mí fisiológicos, o los malos y los buenos, conceptos para mí literarios, pueden ser buenos ejemplos. Estas palabras forman parte de un pasado lejano, donde el mundo se dividía por un muro y las películas en héroes y villanos.
--¿Y el concierto vasco y el cupo navarro?
El País Vasco es el País Vasco y Navarra es Navarra. Y Cataluña es Cataluña. Debemos aceptar cada uno tal como es, o tal como ha acabado siendo hoy en día, y sus singularidades, aplicadas en este caso a territorios, paradójicamente vallados si seguimos esta lógica. Por tanto, las comparaciones son odiosas. No se pueden poner puertas al campo, ni mordazas a la ciudadanía. Si no estamos de acuerdo, tenemos que pactar, por lo tanto llegar a acuerdos, incluso de divorcio. Puede parecer que digo obviedades --o una retahíla de frases hechas-- en esta entrevista, pero son necesarias de decir a veces. ¿Queremos confrontar ideologías? ¿Queremos confrontar Comunidades Autónomas? ¿Queremos confrontar personas? ¿Queremos matarnos entre nosotros? Lo más útil sería confrontar ideas, opiniones. Mirar al horizonte y hacer debates. Encontrar salidas dialogadas. Pero nunca deberíamos confrontar mecanismos de ejercicio del poder, como por ejemplo pueden ser las instituciones, entendidas como colectivo o como individuo. Me parece totalitario.
El periodista Manel Vega en una entrevista
--¿La España de las Autonomías no es ya un federalismo en la práctica?
Según Isidre Molas, el Estado de las Autonomías es un Estado federable. Según yo, es un Estado y punto. Y un Estado dividido en Comunidades Autónomas, conocido como "el café para todos". Hay expresiones, ésta o la de "los padres de la Constitución", que ponen los pelos de punta al saber que definen realidades que nos afectan a todos. Las metáforas pueden ser un peligro, ya sean marineras, ya sean arcaicas. Los Estados son Estados, pero también son soberanos. Es decir, hay un poder y una decisión de qué hacer con él. Pero España da síntomas de haber perdido parte o toda su soberanía. Tanto en su vertiente social, como Estado del Bienestar, como en su vertiente democrática, como Estado del bienestar y democrático. Podría ir, incluso, en camino de perder la vertiente de derecho; es decir, de no ser un Estado del bienestar --o social-- y democrático de Derecho, porque hoy en día se apela sólo a la seguridad. Da la impresión de que estamos a las puertas de una nueva Edad Media y sería necesario preguntarse: ¿Por quién doblan las campanas? ¿Por los catalanes? ¿Por los españoles? ¿Por los europeos? ¿O, tal vez, por ti, lector?
--En el libro se habla de grandes figuras del federalismo: Prat de la Riba, Pi i Margall... ¿Qué personaje catalán ha hecho más por el federalismo tal y como lo entendemos ahora según el pensamiento de Molas?
Todos y, a la vez, ninguno de ellos. Isidre Molas y yo hacemos un repaso a la historia de la idea federal. Desde el siglo XVII hasta la intervención de Molas en el debate de aprobación del nuevo proyecto de Estatut d'Autonomia de Cataluña en el pleno del Senado pronunciada el 10 de mayo de 2006 y la posterior sentencia sobre el Estatut de Autonomía de Cataluña dictada por el Tribunal Constitucional de España y pronunciada el 27 junio de 2010, lo que en mi opinión es novedoso, porque en las entrevistas sólo se hacen balances de actualidad y de obra o de vida de una persona. Nunca entran las ideas, ni en los libros académicos, sino los hechos. Cada pensador ha razonado sobre la idea federal, cada pensador lo ha hecho en un contexto diferente y cada federación es resultado de un problema diferente. Tal como ha hablado de la idea federal, y otras muchas más, Pi i Margall o Valentí Almirall, lo ha hecho Isidre Molas al hablar de conceptos tales como la libertad o la igualdad, tal como yo también lo he intentado hacer como buenamente he podido en esta amable entrevista.