La decisión ya está tomada. Pero hay que hacerlo con todas las garantías y a cargo de la Generalitat. Así quiere hacer las cosas Elsa Artadi, consejera de Presidencia, que será la alcaldable por Barcelona del movimiento posconvergente que unirá al PDeCAT con la Crida, el partido de Carles Puigdemont. Con ella se irá como coordinador de la campaña electoral Josep Rius, que deja su cargo como jefe de la oficina del presidente Quim Torra. Pero Rius seguirá en la Generalitat, y proyectará la campaña de Artadi con el sueldo de director general de Análisis. Otra de las piezas básicas en el entramado del Govern es Jaume Clotet, director general de Comunicación, que también se ha ofrecido a Artadi para desembarcar en Barcelona.
Para el Govern de Torra esos cambios son un problema. Lo es para Torra y para la mayoría de consejeros, principalmente para los republicanos, porque Rius ha podido, con grandes dificultades, mantener un cierto orden interno, dado los pocos deseos del presidente de ejercer su cargo y de gestionar mínimamente las cuestiones del día a día. Rius (Barcelona, 1974), ha sido el fontanero de la Generalitat. Ha sido director de la Oficina del Presidente desde que Puigdemont accedió a la presidencia, en enero de 2016. Pero antes, desde junio de 2015, había ejercido como coordinador del gabinete del presidente de la Generalitat. Era la etapa de Artur Mas. Sin embargo, lo relevante ahora para Artadi es que Rius fue el jefe del gabinete del primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Joaquim Forn, ex consejero de Interior, y que sigue en la prisión de Lledoners.
El presidente de la Generalitat, Quim Torra
Torra y el juicio a los políticos presos
Forn será el cabeza de lista del mundo posconvergente a la alcaldía de Barcelona, pero la alcaldable efectiva será Artadi, que cuenta, por tanto, con un hombre determinante para Forn y que lo ha sido en el gobierno de Torra.
Para Artadi se trata de una huida, de salir de un Gobierno que hace agua, porque su presidente, Quim Torra, no quiere gobernar, y guarda el sitio a Carles Puigdemont. Torra lo juega todo a la suerte del juicio a los dirigentes independentistas presos, que se iniciará la próxima semana. Tras el juicio y la sentencia, el presidente catalán decidirá si convoca o no elecciones.
La relación con Puigdemont
La prueba de que todo, a partir de ahora, podría tomar un cariz preelectoral es la decisión de sustituir a Rius por Josep Ramon Casals, el actual alcalde de Molins de Rei, un alfil de Puigdemont, que lideró la candidatura alternativa a Marta Pascal, excoordinadora general del PDeCAT, en el congreso del partido del pasado mes de julio. Casals colaboró activamente para dejar en la estacada a Pascal. Y ahora recibe el premio como jefe de la oficina de Torra. El presidente, de nuevo, comprueba que no tiene capacidad de maniobra, aunque tuviera el deseo de lograr una mayor autonomía. Todo se reduce a colocar las piezas de Puigdemont.
Artadi buscará, con esa ayuda de Rius y de otros peones del expresidente, un buen resultado electoral, inyectando presión en las próximas semanas para unir a todo el independentismo. Rius ha tenido un cometido muy concreto en los últimos meses: el de coordinar el trabajo de Torra bajo las directrices de Puigdemont desde Waterloo; establecer la relación entre Torra y los políticos presos en Lledoners y logar una mayor fluidez entre los distintos departamentos de la Generalitat.
Jaume Clotet
Las piezas que se mueven
Precisamente hay otros peones que se mueven con celeridad. Hace semanas que algo se mueve en las altas esferas del Govern donde la errática gestión de Quim Torra convierte en insostenible la permanencia de miembros del gabinete de Torra, pero también de altos cargos vinculados con el ámbito de comunicación que, tal como avanzó Crónica Global, barajaban muy seriamente dimitir.
La descoordinación en los mensajes que debe transmitir el presidente catalán ha acabado con la paciencia de quienes ocupan “el ala oeste del Palau”, hasta el punto de que algunos dirigentes consideran que su asociación con Torra y su radicalidad discursiva les perjudica profesionalmente.
Entre Clotet y Figuera
Algunas fuentes aseguran que incluso han conectado con algún conocido headhunter con la finalidad de explorar nuevos proyectos laborales.
El máximo exponente de ese malestar, que en algunos casos se traduce en peleas manifiestas, es la tensión existente entre el director general de Comunicación del Govern, Jaume Clotet, y la jefa de prensa de Torra, Anna Figuera. “El intercambio de reproches entre ambos es la comidilla en los pasillos de la Generalitat”, aseguran fuentes conocedoras de la situación.