El objetivo es parar a Esquerra, impedir que aterrice, obstaculizar que pueda desarrollar su proyecto. El expresidente Carles Puigdemont ha lanzado una ofensiva para perjudicar a los republicanos con varios frentes: el primero es responsabilizar a Esquerra de no querer su investidura, después de reclamar que todo depende de la “voluntad política”; el segundo es su intención, ahora, de encabezar la lista de la Crida en las elecciones europeas, y la tercera es poner en marcha, a toda máquina, ese movimiento, la Crida, que se constituye el 26 de enero.
Y, como complemento a todo eso, aunque se quiera quitar hierro, Puigdemont presentó este lunes un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional para denunciar que la Mesa del Parlament, presidida por el republicano Roger Torrent, vulneró sus derechos cuando le retiró el voto delegado el pasado 9 de octubre.
Recurso de amparo
Esa decisión se argumentó por la necesidad de agotar todos los recursos posibles antes de pedir amparo al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. "Era necesario agotar todo el proceso de recursos", según el portavoz de Junts per Catalunya, Eduard Pujol. Pero la lectura política es evidente: es un recurso de amparo por una decisión que tomó de forma muy pensada y consciente el republicano Roger Torrent.
Los contactos se mantienen, no hay relaciones rotas. Pero las divergencias son claras y afloran sin miramientos entre el mundo del expresident y el de ERC. Puigdemont se reunió con el presidente Quim Torra este lunes en Bruselas. Lo hizo también todo el grupo parlamentario de Junts per Catalunya, que lleva desde el domingo en la capital belga. La intención fue la de inyectar presión en los republicanos. “Es una cuestión de voluntad política”, insistió, con la idea que el bloque independentista intente, de nuevo, su investidura.
De nada sirvió que el presidente del Parlament, Roger Torrent, considerara que no tiene ningún sentido proponer a Puigdemont si no puede ser una “presidencia efectiva”. En realidad, lo que desea Puigdemont y su entorno más fiel, dentro de Junts per Catalunya, es ‘vender’ al electorado independentista que Esquerra se arruga, que no quiere provocar la implementación de la República catalana.
Carles Puigdemont
¿Escisión en el PDeCAT?
Sin embargo, esa posición no es unánime en todo ese mundo posconvergente. En el PDeCAT no se quiere saber nada de la vuelta de Puigdemont, y, menos todavía, del proyecto de la Crida. La posibilidad de que la exdirigente de las juventudes socialistas del PSOE, Beatriz Talegón, pueda participar en la lista de la Crida a las europeas, como han difundido desde el entorno de Puigdemont, provocó este lunes una enorme desazón en el PDeCAT. “Puede provocar movimientos”, señalaba un dirigente del partido.
Lo que se espera es que pasen esas elecciones, las europeas y las municipales, y ver el peso real de la Crida. Sólo en ese momento, el PDeCAT valoraría qué hacer y si debe apostar en solitario, con una posible escisión, un camino propio, en la línea de lo que intenta Esquerra Republicana.
Los problemas de la Crida
En la reunión en Bruselas también se valoró qué decisión tomar respecto a los presupuestos del Estado. Por ahora, la posición pasa por presentar una enmienda a la totalidad, que se podría retirar en el último momento, facilitando, así, la tramitación de las cuentas. El problema es que todo el bloque independentista se mira de reojo. ¿Quién da el primer paso? Esquerra está esperando que ese mundo de Puigdemont, y del PDeCAT esclarezca sus posiciones. Y Puigdemont lo que intenta es poner a Esquerra contra la pared.
La Crida, sin embargo, se ha encontrado con graves problemas. El PDeCAT se resiste, y la cúpula del movimiento-partido, ya registrado en el Ministerio de Interior, ha descartado integrar a los exconvergentes como bloque, e intenta atraer a sus militantes de forma individual. Uno de los grandes escollos se centra en Barcelona. La Crida y el PDeCAT sí colaboraran en la confección de la lista, pero han surgido diferencias. La todavía consejera, Elsa Artadi, reclama ahora encabezar la lista, con Joaquim Forn de número dos.