Pedro Sánchez en el mejor escenario que puede tener en estos momentos: en un acto organizado por el PSC, y con el aliento de militantes socialistas que llevan años cabizbajos y quieren ahora mostrar el orgullo de gobernar en España. En ese contexto, Sánchez, en Barcelona, se ha mostrado convencido de que puede sacar adelante los presupuestos de 2019, con el concurso del independentismo y acabar la legislatura. “Pablo Casado y Albert Rivera hablan de elecciones, piden elecciones, yo les digo que esperen sentados hasta 2020”. Y que, en todo caso, intenterá agotar la legislatura, al margen de esos presupuestos.
Con esa idea encara Sánchez los próximos meses, aunque es consciente de que todo depende de los votos del PDeCAT y de ERC en el Congreso. Si no se tramitan las cuentas, Sánchez deberá fijar la fecha de las elecciones en el calendario, previsiblemente para el mes de octubre.
Por ello, el presidente del Gobierno ha desgranado las cuentas para 2019, con partidas sociales que suponen recuperar el “impulso de la ley de dependencia”, la recuperación de los niveles de recursos para investigación o el aumento del salario mínimo, con un destinatario que el PSOE quiere fidelizar por completo: las mujeres. Y es que, según Sánchez, “hasta el 70% de los beneficiarios del aumento del salario mínimo, desgraciadamente porque eso demuestra que cobraban menos, serán mujeres”.
Pedro Sánchez, en el acto del PSC
Los 'Voxonaros' de la derecha
El planteamiento está claro: mejoras sociales y recuperación del diálogo. Esa es la oferta al independentismo, a la espera de que la reflexión interna en las direcciones de los partidos independentistas acabe de hacer efecto.
En el otro lado, además, Sánchez considera que no hay alternativa. Y ha definido a los tres partidos que han acordado el nuevo gobierno en Andalucía, PP, Ciudadanos y Vox, como “los Voxonaros de la derecha”, en referencia al nuevo presidente del Brasil, un exmilitar de extrema derecha, y a Vox.
Por ello, el horizonte de de Sánchez sigue en el 2020. Por dos razones, porque no cree que se gane nada con unas elecciones para el mes de marzo, o a finales de año, y porque necesita tiempo para iniciar, de verdad, una negociación política con el gobierno catalán.
Gobernar en Cataluña
En ese sentido, Sánchez ha pedido al independentismo que “se reconozca en la Cataluña no independentista”, y que intente gobernar en los próximos meses, ayudado, en gran medida, por un presupuesto que permitirá un mayor gasto social. “¿No es el momento de gobernar e incidir en los problemas de toda la sociedad catalana?”, ha preguntado Sánchez, para recordar que si hubiera elecciones ya se ha demostrado que “no hay una mayoría social a favor de la independencia”.
El balón ahora está en el tejado de los partidos independentistas, que consideran que, en realidad, Sánchez tampoco está muy interesado en sacar adelante las cuentas para 2019, como ha insinuado este sábado el presidente del Parlament, Roger Torrent.
Inversión del Estado
Lo que ofrece el Gobierno de Sánchez, sin embargo, representa una oportunidad para el independentismo. La inversión del Estado alcanzará el 18%, el porcentaje que representa el PIB de Cataluña en el conjunto de España. Torrent asegura que eso es "cumplir con la ley", pero esa medida fue, precisamente, una de las que dejó caer el Tribunal Constitucional con la sentencia de 2010. Consideró que ningún gobierno español se debía sentir obligado a cumplir ese porcentaje.
Antes de la sentencia, el Gobierno de Rodríguez Zapatero la aplicó un año, y no se respetó más. En el Estatut figuraba que esa inversión debía alcanzar los siete años, para compensar la falta de inversión pública del Estado en Cataluña. Ahora, Sánchez lo recupera.