Al igual que muchos barceloneses, Jaume Collboni y Teresa Cunillera han expresado de forma discreta, pero efectiva, su solidaridad con el restaurante Bo di Napoli, objeto de una campaña de acoso independentista después de que una activista denunciara que el local no disponía de carta en catalán. Según ha podido saber Crónica Global, el candidato a la alcaldía de Barcelona por el PSC y la delegada del Gobierno en Cataluña han almorzado hoy en este establecimiento situado en el Eixample.
El boicot contra este restaurante, tal como explicó este diario, se ha vuelto contra sus instigadores. Porque, lejos de hundir el negocio, la acción ha provocado que numerosos ciudadanos hayan acudido a este restaurante para comer o cenar. Los dos políticos se han sumado a este gesto de rechazo al radicalismo separatista.
Durante las pasadas Navidades, el restaurante fue objeto de una campaña de asedio independentista en las redes sociales, después de que una exmiembro del secretariado nacional de la ANC, Noemí Llaveria, denunciara la ausencia del idioma catalán en la carta. "Calle Valencia, 197. Ahora mismo, al pedir la carta en catalán... Todos los catalanes deberían estar en la cárcel y aquí falta Franco. Que corra", publicó el 28 de diciembre en su perfil de Twitter.
La activista aseguró que su intención era avisar a los Mossos d’Esquadra, pero no se atrevió a esperar debido a los insultos del encargado. Fue tal la avalancha de amenazas y opiniones falsas en las redes sociales, como en Tripadvisor que este portal de recomendaciones suspendió el envío de opiniones al perfil del local.
Pizzería Bo di Napoli, en Barcelona, asediada por el independentismo por no tener la carta en catalán
"Han llegado a amenazar a mi hijo de 15 años por teléfono”, aseguró a este medio Dror Cohen, el dueño de la pizzería asediada por los independentistas catalanes. Y precisó que lo ocurrido "no fue por insultar a nadie, ni por citar a Franco o la cárcel para los independentistas. Fue por el catalán”.
Sin embargo, el boicot independentista a la pizzería Bo Ni Napoli tuvo un efecto boomerang pues, a partir de ese día, fueron muchos los barceloneses que acudieron al establecimiento como gesto de solidaridad silenciosa con el dueño y en protesta por el acoso radical.