PP y Ciudadanos han llegado a un acuerdo por el que la formación naranja presidirá la Mesa del Parlamento de Andalucía y todos los partidos con representación parlamentaria --incluido Vox-- estén presentes en ese órgano. Un pacto que también implica que la presidencia de la Junta recaiga en el popular Juan Manuel Moreno, si finalmente PP y Cs logran el apoyo de Vox para su investidura.
Así lo ha anunciado en rueda de prensa el portavoz de Cs en Andalucía Juan Marín un día antes de la fecha prevista para la constitución de la Mesa. "La propuesta garantiza que todo el mundo esté representado en la Mesa de la cámara con voz y con voto, recogiendo los resultados de las elecciones andaluzas", ha declarado Marín para justificar la inclusión de la formación ultraderechista en el órgano rector del Parlamento. Y ha asegurado que "la presidencia de la Junta no será un obstáculo para el cambio de Gobierno", lo que confirmaría el apoyo de Cs a la candidatura de Moreno.
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Estas negociaciones de última hora muestran el grado de compromiso alcanzado entre los tres partidos de derecha. De hecho, Marín ya había defenido previamente que todos los partidos estuvieran representados en la Mesa. “Vox ha logrado doce diputados, como Adelante Andalucía ha obtenido 17, es una decisión de los andaluces, no mía”, aseguró.
Sin embargo, en negociaciones con Teresa Rodríguez, la líder de Adelante Andalucía, Ciudadanos ha buscado incorporar a la formación coaligada con Podemos, mientras que Vox es responsabilidad del PP. Pero se trata de un acuerdo entre las tres derechas, aunque con la reserva de Ciudadanos, que se lava las manos y considera que se trata de facilitar “una alternativa al PSOE”, sin “poner etiquetas” a los distintos partidos. Y que, en todo caso, se visibilice que quien ceda finalmente sea el PP.
Manuel Valls, candidato a la alcaldía de Barcelona
Mayoría en la Mesa
Con ello, las derechas se reservan la mayoría de la Mesa, que se compone de siete miembros, con la presidencia en manos de Ciudadanos. Dos serán para PP, y los dos del Cs, inicialmente previstos, se dividirán: uno será para Vox. En esa tesitura, las derechas contarán con tres más el representante de Vox, mientras que el PSOE tendrá dos miembros, y uno para Adelante Andalucía.
Ese compromiso puede encajar mal con las voces críticas de dirigentes cercanos a Ciudadanos, como Manuel Valls, candidato a la alcaldía de Barcelona. Valls ha expresado en las últimas horas su total rechazo a vincularse con Vox, y no deja de etiquetar al partido de Santiago Abascal, a diferencia de Juan Marín, de formación de “ultraderecha”, que identifica con los mismos partidos y movimientos de esa tendencia en Europa, como el Frente Nacional de Marine Le Pen.
Susana Díaz, en un acto de la campaña electoral
De las reservas al acuerdo
Ciudadanos, sin embargo, ha pasado de esas reservas a precipitar el acuerdo. El argumento que se esgrime es que el pacto de gobierno no recoge las peticiones de Vox. Al contrario. Se defiende la legislación sobre políticas de género, y se plasma una defensa del estado autonómico. Otras medidas se centran en carencias sociales, y se comprometen a equiparar el sueldo a profesores y médicos con la media nacional y a universalizar la educación gratuita hasta los tres años. También se incluyen medidas de apoyo a la diversidad sexual, sin menciones a reducir o a impedir el acceso a la población inmigrante, una de las peticiones centrales de Vox. En cualquier caso, y pese a acomodar a un representante de Vox en la Mesa del Parlamento, los dos partidos de derecha no tienen garantizada la presidencia de Juan Manuel Moreno, el presidenciable del PP. Para ello, en la votación de investidura Ciudadanos y PP necesitan los doce votos afirmativos de Vox. Y Abascal, por ahora, se muestra reacio a ello, a la espera de guiños claros y pactos reales con su formación.
En el otro lado está Susana Díaz, que asegura que presentará su candidatura y que no hará como Inés Arrimadas, la líder de Ciudadanos en Cataluña, que, pese a ganar las elecciones catalanas, pasó a la oposición sin intentar la investidura. Díaz basa su estrategia ahora en arrinconar a Ciudadanos y PP. “Hay dos alternativas, o el PSOE, que ganó las elecciones, o un acuerdo de Ciudadanos y PP con la ultraderecha”.