Josep Tarradellas vuelve a estar de actualidad. La decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de rebautizar al Aeropuerto de El Prat con el nombre del expresidente de la Generalitat ha suscitado las críticas de una parte muy destacada del nacionalismo, que no reconoce al primer president tras la restauración de la Generalitat como un referente de la política catalana.

Y es que, con la perspectiva del tiempo, muchos de los postulados del presidente en el exilio durante el franquismo no han perdido vigencia. El director del extinto Diario de Barcelona, Julio Merino, fue uno de los primeros en hablar de “las profecías” de Tarradellas en un libro en el que recuperó parte del borrador de una charla con el exmandatario catalán en 1980. Tarradellas ya denunciaba los cimientos del actual procés independentista.

“Enano y corrupto”

En la entrevista para el Diario de Barcelona, Tarradellas anunciaba que no se presentaría a las elecciones autonómicas de ese año y definía al fundador de CDC como “un enano y un corrupto”. Era cuando la justicia empezaba a investigar el caso de Banca Catalana, que afectaba a Pujol y otros miembros de su familia: “Luchará y pactará hasta con el diablo para ser president, porque ahí espera tener su mejor escudo. Mire, amigo mío, este hombre en cuanto estalle el escándalo de su banco se liará la estelada a su cuerpo y se hará víctima del centralismo de Madrid... Ya lo estoy viendo: «Catalans, España nos roba... No nos dan ni la mitad de lo que nosotros les damos y además pisotean nuestra lengua... Catalans, ¡Visca Catalunya!». Sí, esa será su política en cuanto llegue a la Presidencia, el victimismo y el nacionalismo a ultranza”.

Tarradellas, además, ya veía que el problema que arrastraba el clan Pujol en materia de desvío de fondos iba más allá de la figura del político: “Esto no son rumores, esto son hechos... Esa banca será la tumba política del señor Pujol... Y puede que algo más el día que las cosas lleguen a mano de los jueces. 20.000 millones desaparecidos son muchos millones y los primeros responsables son la familia Pujol”, proseguía.

Companys, ¿un referente político?

El asesinato de Lluís Companys a manos del franquismo ha elevado la figura del expresident a mito del nacionalismo. Son pocas las voces que se atreven a mostrar también las sombras de Companys. Tarradellas, no obstante, se mostró crítico con el líder de ERC: “Nunca he podido olvidar el enfrentamiento que tuve con él el mismo día del disparate de octubre del 34, cuando se sublevó y quiso proclamar el Estat Català y la República independiente sabiendo, como sabíamos todos, que el Estado español no lo iba a permitir... Y así fue. Me temo que el señor Pujol jugará esa baza para salvarse de lo de Banca Catalana”.

Tarradellas no tenía ninguna duda de que Pujol seguiría el ejemplo de Companys y que apostaría también por la independencia de Cataluña para no responsabilizarse de los propios errores.

Catalanes en lugar de “ciutadans”

Cuando Tarradellas apareció en el balcón de la Generalitat tras su largo exilio de casi 40 años, ya como presidente de la Generalitat, dijo “ciutadans de Catalunya, ja sóc aquí” en lugar de “catalans”. Algo que, de acuerdo con Tarradellas, no gustó a Pujol: “Yo entendía que el president tenía que serlo de todos, los de dentro y fuese cual fuese su ideología, y los de fuera, viniesen de donde viniesen”.

La teoría del expresident es que al líder del nacionalismo conservador solo le interesaba representar y potenciar una identidad por encima de la otra.

“Viva España”

Otra de las profecías de Tarradellas quedaron reflejadas en la carta que escribió el 26 de marzo de 1981 al entonces director de La Vanguardia, Horacio Sáenz de Guerrero, pero que debido al reciente golpe de Estado fallido del 23-F hecho por el militar Antonio Tejero no se publicó hasta el mes de abril.

En aquella misiva Tarradellas propuso despedirse de su cargo de máximo mandatario catalán con un “Viva España, Visca Catalunya” pero “con gran sorpresa por mi parte no fue aceptada”, porque Pujol, “solamente quería tener presente a Cataluña”. Algo “inaceptable” --añade Tarradellas-- porque “eran ambos pueblos los que debían ir unidos en sus anhelos comunes”.

“Manifesté que se había roto una etapa que había comenzado con esplendor, confianza e ilusión el 24 de octubre de 1977, y que tenía el presentimiento de que iba a iniciarse otra que nos conduciría a la ruptura de los vínculos de comprensión, buen entendimiento y acuerdos constantes que durante el mandato habían existido entre Cataluña y el Gobierno de España", advertía Tarradellas.

Megalomanía

En la carta al director del rotativo catalán desgranaba la estrategia de los nacionalismos, que es “convertirse en el perseguido” y hablaba de usar el Estatut como agravio muchos años antes de la sentencia de Tribunal Constitucional con la norma catalana: “Vemos que sus responsables están utilizando un truco muy conocido y muy desacreditado, es decir, el de convertirse en el perseguido, en la víctima; así hemos podido leer en ciertas declaraciones que España nos persigue, nos boicotea, nos recorta el Estatut, nos desprecia, se deja llevar por antipatías hacia nosotros, que les sabe mal y se arrepienten de haber reconocido nuestros derechos...” .

En pleno desafío secesionista, las profecías de Tarradellas suenan con más fuerza. Y la decisión de honorarle con el nombre del Aeropuerto de El Prat es recuperar una figura olvidada en tiempos de polarización nacionalista.