Un Govern que no gobierna y un Parlament que no legisla. Así, a grandes trazos, puede resumirse la actividad del autogobierno catalán a lo largo del último año. Desde la llegada de Quim Torra a la presidencia de la Generalitat el pasado mes de mayo no se ha aprobado ni una sola ley nueva en Cataluña.
El pobre balance desde su llegada al cargo se limita a la aprobación de tres reformas: dos de ellas impulsadas por el PSC, y una por Junts Per Catalunya: la que debía permitir la investidura a distancia del prófugo Carles Puigdemont como presidente, suspendida por el Tribunal Constitucional.
Ahora mismo, están en discusión siete proyectos de ley, cinco de los cuales son heredados de la pasada legislatura. Y se tramitan otros siete decretos ley de carácter burocrático, según informa La Vanguardia.
Sin presupuestos
El gobierno catalán ni siquiera ha sido capaz de iniciar el trámite parlamentario de la ley más importante: la de presupuestos para 2019.
A modo de referencia, la legislatura catalana con más leyes aprobadas fue la del último mandato de Jordi Pujol (de 1999 a 2003), con un total de 107 normativas aprobadas. En segundo lugar, la de José Montilla (2006 a 2010), bajo cuya presidencia se aprobaron 93 leyes.
Pobre bagaje
Los grupos del Parlament han presentado 29 proposiciones de ley, algunas de forma conjunta, como la de la reforma del Consell Audiovisual de Catalunya. Ciudadanos y el PSC son los partidos que más proposiciones han presentado. La CUP ha sido la menos activa.
Los dos únicas nuevas iniciativas gubernamentales pendientes de aprobar son el proyecto de ley vitivinícola y la modificación del libro cuarto del Código Civil de Cataluña para garantizar la igualdad de las personas sordas.