El independentismo catalán ha perdido a uno de sus contadísimos apoyos a nivel internacional. Se trata de Dana Rohrabacher, miembro del Partido Republicano en la Cámara de Representantes de los EEUU. El candidato pro-Trump se ha quedado sin escaño en beneficio del demócrata Harley Rouda, que le desbancó en las elecciones legislativas del martes al hacerse con su plaza en un distrito de California.

Rohrabacher es uno de los escasos dirigentes políticos internacionales que había atendido a la llamada de los líderes independentistas para apoyar el procés. Una relación que se inició en 2015 con su defensa del referéndum, y que fue a más en pleno fervor nacionalista el año pasado. En marzo de 2017, recibió al entonces presidente de la Generalitat Carles Puigdemont en el Capitolio junto a otros cinco congresistas. Y un mes después, le devolvió la visita a Barcelona con uno de ellos: el demócrata Brian Higgins.

'Fan' de Putin

Puigdemont y el exconseller de Exteriores Raül Romeva difundieron ese encuentro como un éxito internacional. Pero no sentó bien en el seno de la diplomacia estadounindense, hecho que obligó a Rohrabacher a rectificar. El congresista emitió un comunicado para matizar sus simpatías hacia ellos y hacia el independentismo en general.

No fue su primera salida de tono. Y es que Rohrabacher también está considerado uno de los más firmes defensores del presidente ruso Vladimir Putin en EEUU. En 2014, defendió la anexión de Crimea por parte de Rusia. Y en 2008, la invasión de Georgia. También generó controversia su visita a Julian Assange --otro ilustre simpatizante del procesismo-- en la embajada de Ecuador en Londres, en agosto del año pasado.

Ultraconservador

Rohrabacher, de 70 años y casado con una mujer de origen vasco, inició su carrera política de la mano de Ronald Reagan, a quien empezó escribiendo sus discursos. Y está considerado uno de los hombres de confianza de Donald Trump, con quien comparte muchas de sus ideas ultraconservadoras. Por ejemplo, su oposición a la inmigración y el negacionismo del cambio climático. Aunque sus simpatías por el independentismo no cuentan con ningún predicamento dentro del Gobierno de EEUU.