Primero hay que asegurar el apoyo del electorado más duro. Captar voto centrista puede esperar. Esa es la estrategia de Pablo Casado ante un ciclo electoral inminente y que apenas le ha dado tiempo a consolidar su liderazgo en el PP. Sin una red territorial consolidada, el nuevo presidente de los populares asume que tendrá un revés en las elecciones andaluzas y que, en las municipales, puede sufrir un trasvase de posibles candidatos a Vox. Los datos del último barómetro del CIS tampoco son halagüeños: el PSOE se afianza como fuerza ganadora y Ciudadanos queda en segunda posición por encima de PP.
Susana Díaz tras firmar el decreto de convocatoria de elecciones autonómicas en Andalucía
Casado tiene por delante tres convocatorias en las que podrá medir su músculo electoral: los comicios en Andalucía, las municipales y las europeas. Todo ello sin contar con un hipotético adelanto de las generales y las catalanas. Los populares saben que hay escaso margen de maniobra para consolidar el liderazgo de Pablo Casado, ganador de las primarias el pasado mes de julio contra todo pronóstico y que hereda un partido desgarrado por las luchas fraticidas.
Sin tiempo a sentar los cimientos territoriales
Las elecciones andaluzas se celebrarán el 2 de diciembre, apenas cinco meses después de ser elegido presidente del PP tras el portazo de Mariano Rajoy. “Casado tiene asumido que los resultados serán malos en Andalucía, que Ciudadanos subirá y que el PSOE puede volver a gobernar”, explican fuentes populares. No le ha dado tiempo, dicen, a sentar los cimientos territoriales. Ni tampoco de formarse como líder.
Estas fuentes no esconden que Casado tiene algo de “líder fabricado”, como en su día lo fue Artur Mas. Y que Cataluña es una plaza compleja donde la marcha de Xavier García Albiol ha precipitado las cosas, pues el presidente del PP quería esperar hasta después de las elecciones municipales para colocar sus piezas en las agrupaciones autonómicas. No ha sido así, pero tiene garantizado que el diputado Alejandro Fernández, quien le apoyó en las primarias, sea el futuro líder del PP.
Un 155 más duro
Comparten ambos un discurso mucho más contundente sobre el procés que Mariano Rajoy y su operación diálogo, fallida según el equipo de Casado, crítico con la aplicación de un artículo 155 tardío y poco invasivo. Opinaba lo mismo Albiol, desplazado como interlocutor con Moncloa por Soraya Sáenz de Santamaría y Enric Millo, caídos ahora en desgracia
El presidente de Vox, Santiago Abascal, durante el acto que la formación celebró en el Palacio de Vistalegre de Madrid
No obstante, las reiteradas referencias del presidente del PP en la necesidad de volver a utilizar esa medida constitucional puede ser contraproducente pues “es una recurso que se puede desgastar”. Que Ciudadanos esté en esa tesitura, así como la irrupción de Vox, están detrás de ese discurso agitado con el que se prodiga estos días Casado, e incluso Dolors Montserrat, que se ha convertido en sus ojos y sus oídos respecto a la situación catalana. La portavoz del PP en el Congreso, sorprendió a propios y extraños en su intervención de la semana pasada. Algo estridente, según algunos de sus compañeros --habló de Waterloo, prostitución, herriko tabernas y la dacha de Galapagar--.
A la performance de Montserrat se une las declaraciones de la vicesecretaria de Acción Social del PP, Isabel García Tejerina --“En Andalucía te dicen que lo que sabe un niño de 10 años es lo que sabe un niño de ocho en Castilla y León”--, por lo que es evidente que los populares han elevado el tono de sus discursos. Y que el efecto Vox tiene que ver en ese giro radical.
El efecto Vox
La citada encuesta del CIS mitiga empuje de la formación liderada por Santiago Abascal, pues le otorga un 1,3% de votos, por debajo del partido animalista Pacma, que se mantiene en el 1,6%, por lo que podría quedarse sin representación en el Congreso.
Sin embargo, Vox asegura que ha venido para quedarse y que en Cataluña ha triplicado el número de militantes en los últimos meses. “Uno de los principales temores de Casado es que haya una fuga de militantes y cargos a Vox en las próximas municipales. Es decir, que candidatos no satisfechos con la confección de las listas del PP prefieran irse con Abascal”, explica un dirigente popular.
De momento se impone “consolidar a los duros del partido”, añade. Aquellos que ayudaron a Pablo Casado en las primarias porque vieron en él un candidato muy firme desde el punto de vista ideológico. Y una vez se haya apuntalado esa derecha que puede colindar con Vox “llegará la hora de ir a por el voto centrista”.