El gobierno de Ada Colau ha presentado este jueves un primer borrador de los presupuestos municipales de 2019 que han recibido la desaprobación de todos los grupos de la oposición que se han pronunciado hasta el momento.
El truco de la alcaldesa para cuadrar las cuentas pasa por condicionar la aprobación de las mismas a los Presupuestos Generales del Estado y de la Generalitat, ambos todavía en fase de negociación. Y, haciendo un ejercicio de política ficción, propone unos presupuestos con un aumento del 2,8% en la partida de ingresos. Así, el Ayuntamiento de Barcelona contempla ingresar 140 millones de euros provenientes del Estado y de la Generalitat sin que ambas administraciones hayan aprobado sus respectivos presupuestos.
¿Cómo es posible?
Para que se dé esta situación, Colau presupone que los partidos independentistas (PDeCAT y ERC), Podemos/comunes y los socialistas llegarán a un acuerdo para apoyarse mutuamente en la aprobación de las cuentas de las tres administraciones. En caso de cumplirse este escenario, el Ayuntamiento de Barcelona recibiría 100 millones de los Presupuestos Generales del Estado --60 millones por un aumento de las transferencias estatales y 40 millones de compensación del impuesto de plusvalías--; y 40 millones de la Generalitat. De hecho, los comunes tratan de ejercer un papel destacado para que se produzca este enrevesado pacto.
Así lo ha revelado el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, que ha afirmado que su partido lleva semanas reuniéndose con miembros del Gobierno de Pedro Sánchez, con JxCat y ERC e “incluso con dirigentes independentistas que están en la cárcel”. “Se está hablando a todos los niveles para que esta propuesta sea viable” ha dicho el primer teniente de alcalde, que también ha avanzado que prevén reunirse con el lehendakari Iñigo Urkullu y con el expresidente del Govern Carles Puigdemont.
Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, en una imagen de archivo / EFE
Coste electoral
Asimismo, y en la línea de marcar la agenda en todos los niveles territoriales fuera de su ámbito competencial, Pisarello ha defendido que la aprobación de los presupuestos es compatible con rechazar la prisión provisional de los políticos presos. "Ser capaces de ponernos de acuerdo en mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos favorece el diálogo, no lo debilita, y favorece la estrategia de desjudicialización de la política", ha sentenciado el hombre fuerte del gobierno de Ada Colau.
Este acuerdo podría suponer un apoyo de Catalunya en Comú a los presupuestos de Quim Torra, un hecho que podría acarrear un alto coste electoral a la formación de Podemos en Cataluña. Asimismo, también implica que los independentistas catalanes apoyen los Presupuestos Generales del Estado, una variable que está fuera de control de los comunes.
Preguntado por si han planteado otra propuesta sin tener en cuenta al Estado y la Generalitat, Pisarello ha respondido que no quieren "plantear este tipo de escenario" porque no tirarán la toalla. Aun así, el primer teniente de alcalde ha admitido que en caso de no producirse este "pacto a tres", el Ayuntamiento no podría aumentar el gasto social tanto como querría. Y ha lanzado una primera advertencia sobre el incumplimiento de uno de los anuncios del gobierno de Colau: no podrían cumplir con la promesa de congelar las tarifas del transporte público, que esta semana había anunciado Janet Sanz.
Críticas de la oposición
Más allá del pacto entre las diferentes administraciones del Estado, el gobierno municipal debe asegurarse la mayoría en el pleno para sacar adelante los presupuestos. En este sentido, los grupos de la oposición que se han pronunciado hasta el momento han mostrado su rotundo rechazo a las cuentas que ha presentado Pisarello este jueves.
La concejal del PSC en Barcelona Montserrat Ballarín ha tildado de “carambola a tres bandas” el movimiento de la alcaldesa de vincular las cuentas municipales a los Presupuestos Generales del Estado y de la Generalitat. “Barcelona no debe ser moneda de cambio de nada. Los presupuestos de Barcelona no se negocian ni en el Pati dels Tarongers ni en la Carrera de San Jerónimo, sino en el Ayuntamiento", ha afirmado Ballarín tras la reunión con el equipo de gobierno municipal, que ha acusado a Colau de hacer “política ficción” con los presupuestos.
"Power Point con dibujitos"
Asimismo, la edil ha cargado contra el formato de presupuestos que han presentado los comunes, que los ha tachado de “Power Point con dibujitos" en los que no se especifican ni cifras ni prioridades.
El presidente del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández, se ha manifestado en un sentido similar. El dirigente popular ha afirmado que “Colau utiliza Barcelona como moneda de cambio para pactar los presupuestos”, y ha criticado la congelación de inversiones y el mantenimiento al máximo de la fiscalidad que se contemplan en ellos. Además, ha cargado contra “la obsesión de Colau de llegar a un acuerdo tripartito que sume a Comunes-Podemos, independentistas y socialistas”.
El planteamiento tampoco ha gustado al PDeCAT, que los considera unos “presupuestos continuistas” y ha criticado la bajada del gasto corriente y de la inversión. “Estamos delante de un presupuesto regresivo”, ha remachado la concejal Sònia Recasens en un tuit.