El Gobierno español enviará este lunes a Bruselas el borrador de los presupuestos, que ha aprobado el consejo de ministros en una reunión extraordinaria. El Ejecutivo ha asumido el descenso del PIB para 2018, como distintos organismos internacionales han señalado en los últimos meses. La previsión es que el crecimiento se sitúe en el 2,6% del PIB, para 2018, y en el 2,3% en 2019.
La ministra de Economía, Nadia Calviño, ha considerado que se trata de unos presupuestos “responsables y realistas” que cumplen con las exigencias de la Comisión Europea. La otra pata que tiene en cuenta el Gobierno es el déficit, que se sitúa para 2019 en el 1,8%. En caso de que no se aprobaran las cuentas –para ello es necesario el voto de los partidos independentistas— el déficit se situaría en el 2,2%, según ha apuntado la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
Superávit primario
Los distintos análisis de los organismos internacionales, como el FMI, o la propia Autoridad Fiscal Independiente, AIReF, han llevado al Gobierno a reconsiderar sus previsiones con el objeto de que las cuentas que ha enviado a la Comisión Europea son lo más realistas posible. El riesgo para el Gobierno tiene un nombre: el superávit primario, sin los costes de la deuda pública, debería ser del 0,6%. En los presupuestos para el próximo año, se fija en el 0,5%, con un margen para el próximo año. La idea inicial era que el Ejecutivo lo iba a dejar en el 0,4%, con lo que el esfuerzo se concentraría en los presupuestos del año siguiente. Pero la ministra de Economía ha querido cumplir al máximo con Bruselas en el ejercicio de 2019.
El Gobierno insiste en que los presupuestos cumplen con la “disciplina presupuestaria”, con un aumento de los gastos del 3,1%, pero con unas previsiones de ingresos por un aumento del 5,7%. El gran problema de España, la deuda pública, se ataja, según la ministra Nadia Calviño, con una previsión de recortarla a finales del 2019 del 98,1% de 2017 al 95,5% sobre el PIB. Es decir, según los números del Ejecutivo, la reducción de la deuda sería el doble de la que se logró entre 2015 y 2017.
Salario mínimo
Una de las medidas fundamentales del presupuesto es el aumento del salario mínimo, hasta los 900 euros. La ministra Calviño ha considerado que no hay “evidencia empírica” sobre cómo afecta esa cuestión en el mercado laboral, como señala el PP Y Ciudadanos. Sin embargo, la ministra ha recordado que “hay muchos trabajadores que no llegan a 1.000 euros al mes, el 30% de los asalariados no pueden permitirse una semana de vacaciones, es decir, tenemos una situación de trabajadores pobres, y casi el 70% de quienes cobran el salario mínimo interprofesional son mujeres”.
Con esa idea de cumplir con las exigencias de la Comisión Europea, el Gobierno estima un aumento del gasto para 2019 de 2.200 millones de euros, tras acordar las distintas medidas con el grupo parlamentario de Podemos, y en el capítulo de ingresos prevé la entrada de 5.678 millones, impulsados en gran medida por un incremento de impuestos. El techo de gasto, que no pudo aprobar el Gobierno antes del verano, se mantiene en los 125.064 millones, lo que supone una subida del 4,4%, unos 5.230 millones adicionales. Esa cifra se mantendrá, al margen del objetivo de déficit que se acabe aprobando con los presupuestos.
Separación de poderes
Ahora, sin embargo, todo se centra en la negociación con los partidos independentistas. La portavoz del Ejecutivo español, Isabel Celaá, ha advertido al PDeCAT y a ERC de que no se puede poner en la balanza la aprobación de los presupuestos con la situación de los políticos presos. “Las autoridades catalanas deben saber si están o no a favor de la separación de poderes”, ha señalado.
Pero, por ahora, los dos partidos independentistas no están por la labor, y mantienen su rechazo a las cuentas para el próximo año.