Discreción total. El tren circula y a gran velocidad. La economía vasca desborda las propias previsiones de los responsables políticos. El Gobierno de Euskadi, liderado por el PNV, pero con la colaboración de los socialistas, codo con codo también en las diputaciones forales, admite que los ingresos fiscales están desbordando sus arcas. El concierto económico ayuda, también los acuerdos con el anterior Gobierno del PP, pero es el propio dinamismo de la economía, la diversidad y especialización, lo que ha logrado un salto enorme en los dos últimos años.
Con cautela, pero sin falsa modestia, la Consejería de Hacienda del País Vasco, que dirige Pedro María Azpiazu, exdiputado del PNV en el Congreso, señala a Crónica Global que los datos “son buenos, reflejo de la situación en el empleo, el consumo y las actividades económicas”, con mejoras “en la gestión propia de los tributos”. La previsión es que en 2018 se ingresen hasta 15.000 millones de euros, un auténtico récord para la autonomía vasca.
Incremento en las tres diputaciones
Las tres diputaciones forales, Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, han recaudado, hasta el mes de agosto, 9.551 millones, un 5% más que en el mismo periodo del año pasado. El incremento es homogéneo en las tres, y también se produce en los distintos impuestos. El salto es “espectacular”, teniendo en cuenta que los ingresos en 2017 ya fueron altos, producto, en gran medida, de los 600 millones recibidos como ingreso extraordinario por parte del Estado para liquidar el cupo de años atrás, una vez acordado con el anterior Gobierno del PP.
Por ello, el Gobierno vasco elaboró, según las fuentes consultadas, un presupuesto con estimaciones moderadas, que ahora se han visto superadas con claridad, acordadas entre el lehendakari, Iñigo Urkullu, y la dirigente de los socialistas vascos Idoia Mendia, y con la abstención del PP vasco.
Civismo fiscal
Juan José Álvarez, catedrático de Derecho Internacional Privado de la Universidad del País Vasco, abogado del despacho Cuatrecasas, y experto en comercio internacional, apunta a “un compendio de factores”. Uno de los más importantes es “el político”, con una colaboración entre PNV y PSE, y el propio contexto vasco, de estabilidad y de “civismo fiscal”. Aumenta el IRPF, como consecuencia de la subida del empleo y por el alza moderada de los salarios, con subidas también para los funcionarios, que verán incrementadas sus mensualidades el próximo año el 2,5%, lo que animará más el consumo.
También sube el impuesto de sociedades por el incremento de los beneficios de las empresas, y por “un mayor control y eficacia de la Administración, que aprieta más que nunca”, según Roberto Crespo, director de Crespo Consulting, miembro del comité directivo del Colegio Vasco de Economistas. Y suben los ingresos por el IVA, por un mayor consumo, pero también por el alza de precios de los carburantes y una mayor demanda, señal de una mayor actividad económica.
Más peso industrial
Para entender el ritmo de crecimiento, los expertos aconsejan comparar esos ingresos con lo que sucedió en 2016, al entender como extraordinario el año 2017, por la negociación del cupo con el Gobierno central. En ese caso, el incremento respecto a los ocho primeros meses es del orden del 20%.
En total, eso supone, en lo que se lleva de año, 1.560 millones más que en el año anterior, teniendo en cuenta que el presupuesto del País Vasco para 2018 fue de 11.486 millones. Esas cifras apuntan a un brutal superávit del 30% para este año.
Llegada de fondos
¿Qué sucede? “Se ha creado una especie de círculo virtuoso”, señala Álvarez al recordar que el sector industrial alcanza en el País Vasco el 24,2% del PIB. En Cataluña, que concentra casi el 23% de todo el sector en España, el peso en la economía catalana es del 22,1%. Esa diferencia es determinante, con empresas enfocadas a la exportación, que ha provocado “la llegada de fondos de inversión, sin perder el control local, y con fusiones de medianas empresas para incrementar la competitividad”.
También ha sido importante el aumento en el sector turístico, que representa el 5,9% del PIB vasco, con la entrada el año pasado de 3,6 millones de turistas. Lo que explica que la plataforma Airbnb, por ejemplo, considere como un destino turístico de tendencia el núcleo de Górliz-Elexalde, en la costa occidental vasca, 25 kilómetros al este de Bilbao.
Mayor control
Crespo insiste, sin embargo, en la mayor atención de las Haciendas forales respecto a la actividad empresarial. Y a la regulación de muchos contratos. También incide en que “los números responden a la globalidad de una situación, pero en muchos casos son las grandes empresas las que generan el más volumen de ingresos fiscales, y luego hay que ver con lupa lo que sucede en la economía, porque no todos se benefician”.
Eso ocurre en todos los territorios, pero los datos del paro son elocuentes: se sitúa en el 10,9%, aunque en Guipúzcoa es del 7,7%, por el 11,6% en Vizcaya y el 10,5% en Álava, mientras que en el conjunto de España es del 15,28%, y en Cataluña del 12%.
No sólo el cupo
El País Vasco se beneficia de su característica fiscal, el concierto económico, al recaudar todos los impuestos y ofrecer, luego, una parte al Estado --el cupo-- que la mayoría de expertos considera insuficiente. Pero el dinamismo de la economía vasca no es producto únicamente del sistema fiscal.
“Llegan fondos americanos, en ámbitos como el educativo, se fusionan empresas, no hay deslocalizaciones por territorios, la colocación de la deuda vasca en los mercados es fluida, y se anticipa el pago, y existe un mayor civismo fiscal”, remacha Álvarez, para explicar cómo el País Vasco va a todo trapo, cómo, en la práctica, ya se ha marchado respecto a la media española sin necesidad de un proceso político rupturista.