El escándalo de los másteres irregulares de Cristina Cifuentes, Carmen Montón y Pablo Casado, junto a la controversia en torno a la tesis doctoral del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha confirmado que el conocido como síndrome de la titulitis es una dolencia que afecta ampliamente a los políticos españoles.
En Cataluña, destacados dirigentes nacionalistas han protagonizado en los últimos años sonadas polémicas relacionadas con presuntos méritos académicos de los que no eran merecedores. Sobresalen los casos de Carles Puigdemont, Pilar Rahola, Joana Ortega, Marc Guerrero y Oriol Junqueras. Sin embargo, hay algunos ejemplos que demuestran que no es necesario tener una licenciatura universitaria para triunfar en el mundo de la política.
El “bachiller” Montilla
El caso más significativo probablemente sea el de José Montilla, nacido en Iznájar (Córdoba) pero residente en Cataluña desde los 16 años. A pesar de que únicamente finalizó los estudios de Secundaria (lo que le valió las chanzas de algunos de sus críticos, que le tildaban despectivamente de “bachiller”), el dirigente del PSC ha ocupado casi todos los cargos políticos de máximo nivel que hay en España, a excepción de la presidencia del Gobierno.
Así, Montilla ha sido ministro de Industria, Turismo y Comercio (una de las carteras más influyentes en sectores vitales de la economía del país), presidente de la Generalitat de Cataluña (la primera comunidad española en PIB), presidente de la Diputación de Barcelona (la primera administración provincial de España), alcalde de Cornellà de Llobregat (una de las localidades más pobladas del área metropolitana de Barcelona y de toda Cataluña), primer secretario del PSC (durante una época en la que esta formación se disputaba la hegemonía en Cataluña con CiU), diputado en el Congreso, diputado en el Parlament y senador, cargo este último que todavía ostenta. Sin duda, una brillante carrera política para la que no le ha hecho falta licenciatura.
La “jurista” Colau
Otro ejemplo señalado que demuestra que los estudios universitarios no son necesarios para triunfar en política es el de Ada Colau. La alcaldesa de Barcelona, además, alcanzó la vara de mando de la segunda ciudad de España sin contar con un partido político tradicional que la ayudase a lograrlo. Colau ha protagonizado este jueves una polémica al denunciar que, cuando entró en política, le ofrecieron “acabar fácilmente” la carrera de Filosofía en la UB --aún le faltan algunos créditos para terminarla--, pero ella lo rechazó “sin pedir detalles”.
Menos contundente, en cambio, estuvo hace siete años. En abril de 2011, cuando ejercía de portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), fue presentada como “abogada” y “jurista” durante un debate en TV3. Sin embargo, en los 40 minutos que duró el programa, no encontró ningún momento para corregir al presentador.
Corbacho, el eterno alcalde de L'Hospitalet
Celestino Corbacho también carece de estudios universitarios pero eso no le ha impedido desarrollar una magnífica carrera política. Nacido en Valverde de Leganés (Badajoz), desde muy pequeño se fue a vivir a Cataluña y pronto recaló en el PSC, tras pasar por la federación catalana del PSOE.
Corbacho ha sido ministro de Trabajo e Inmigración, presidente de la Diputación de Barcelona, alcalde de L'Hospitalet de Llobregat (estuvo 14 años al frente de la segunda ciudad más poblada de Cataluña) y diputado en el Parlament, además de ocupar diversos cargos de alta responsabilidad en el PSC, en el PSOE y en la Federación Española de Municipios y Provincias.
El “jardinero” Benach
Ernest Benach es otro claro ejemplo de que se puede llegar a lo más alto en la política sin licenciatura. En su caso, llegó a ocupar la presidencia del Parlament, el segundo cargo institucional autonómico en Cataluña solo superado por la presidencia de la Generalitat.
Algunos de sus críticos le tildaban de “jardinero” para mofarse de él, porque en su juventud había trabajado para el Ayuntamiento de Reus, su ciudad natal, en labores de bajo perfil intelectual. Lo cierto es que Benach estuvo siete años al frente de la Cámara autonómica además de ejercer 15 años como diputado autonómico y 14 como concejal de la localidad tarraconense, siempre de la mano de ERC. Tras abandonar la política, se ha dedicado al mundo de la docencia y de la comunicación en el sector privado.
Puigcercós, líder de ERC
También en ERC, Joan Puigcercós es otro político que se ha labrado una más que decente carrera política sin haber acabado los estudios universitarios. Procedente de Ripoll, en la Cataluña rural, supo escalar en el escalafón del partido hasta hacerse con su presidencia, desbancando a Josep Lluís Carod-Rovira, justo antes de la llegada de Junqueras.
Puigcercós ha sido consejero de la Generalitat y, en varias legislaturas, diputado en el Parlament y en el Congreso. Ahora dirige una empresa de tecnología informática.
El administrativo Buch
El último caso destacable de un político catalán que ha sabido triunfar sin tener una licenciatura universitaria es el del actual consejero de Interior de la Generalitat, Miquel Buch. Nacido en Premià de Mar, su currículum académico se limita a “estudios de formación profesional de la rama administrativa”.
Sin embargo, Buch, antes de llegar al Govern, ha sido alcalde de su localidad natal durante diez años, diputado provincial de la Diputación de Barcelona, presidente de la Associació Catalana de Municipis i Comarques, presidente del Consejo de Gobiernos Locales de Cataluña y miembro de la dirección de CDC y del PDeCAT.