A la brava. El Govern de Quim Torra ha puesto en marcha los preparativos para instalar la Oficina del expresidente Carles Puigdemont en el Palau Centelles de Barcelona. Con la idea de que no cueste un euro, porque el inmueble ya es de la Generalitat, el equipo de Puigdemont, con el historiador Josep Lluís Alay al frente, pretende albergarse en el mismo espacio que comparten el Instituto de Estudios de Autogobierno (IEA) y el Consell de Garanties Estatutàries. El problema es que la biblioteca del IEA se ha puesto en peligro, y se ha comunicado que se traslade de forma inmediata toda la documentación o, simplemente, se sacará de allí de cualquier manera.
La propia oficina del expresidente, a la que tienen derecho todos los mandatarios que dejan la Generalitat, está en cuestión. Puigdemont no quiere dejar el acta de diputado, sigue en activo y reclamando ser restituido desde Alemania, aunque la próxima semana se desplazará a Bruselas.
Malos modos
Sin embargo, el Govern de Torra decidió poner en marcha esa oficina, con un despacho que no tendrá coste, porque es propiedad de la Generalitat, pero que no ha tenido en cuenta las necesidades de los dos organismos que ya están presentes en el edificio.
En las últimas horas personal de Patrimonio de la Generalitat ha irrumpido para trazar los planes de la oficina, con órdenes inmediatas. Y, de la misma forma, el IEC, según fuentes consultadas, ha comenzado a buscar alternativas para trasladar su abundante documentación, su biblioteca y sus colecciones académicas. Los contactos no se han dejado de producir con distintas universidades, pero sin ninguna concreción todavía.
El hombre de Puigdemont
El hombre que pilotará esa oficina es Josep Lluís Alay, que había coordinado las políticas internacionales de Presidència, desde que fue nombrado, el pasado 13 de junio. Alay fue una de las cuatro personas que acompañaron a Puigdemont cuando el expresidente fue detenido en marzo en Alemania.
Alay gestionará un presupuesto asignado a la Oficina, con tareas de protocolo y de relaciones con los medios, con un sueldo anual de 60.454 euros. Otras tres personas trabajarán en la oficina, en Barcelona, con Puigdemont previsiblemente en Bruselas.