Una operación de los viejos del lugar, con el rostro de Carles Puigdemont, que se ha convertido en el líder indiscutible del independentismo, pero que ha causado un profundo malestar en el PDeCAT. La Crida Nacional per la República, que el entorno de Puigdemont ha puesto en marcha, ha comenzado a recibir adhesiones, que se atienden con un mensaje, y es que los datos personales los manejará el grupo parlamentario de Junts per Catalunya, una marca electoral que ha registrado el PDeCAT, sin que su cúpula supiera nada.
¿Se trata de una operación conjunta, de un win-win, en la que todos ganan con el objeto de ampliar el espacio neoconvergente? No, si se tiene en cuenta la reacción de los dirigentes del PDeCAT que celebrarán este fin de semana un congreso determinante y crucial. Y es que el grupo parlamentario de Junts per Catalunya no es únicamente el grupo de fans de Puigdemont. Y algunos diputados, incluso independientes, han mostrado su estupor ante esa “manipulación”. En el grupo parlamentario hay diputados que obedecen directamente al expresidente, pero otros se deben a la disciplina del PDeCAT.
En nombre de todos
La cuestión es compleja, pero la interpretación que se ha formulado entre los principales dirigentes del PDeCAT es que el grupo parlamentario de Junts per Catalunya ha quedado en unas pocas manos, entre los afines a Puigdemont, y éstos, sin comerlo ni beberlo, actúan en nombre de todos, hasta tal punto que gestionarán los datos de la Crida Nacional per la República.
Hasta ahora, la idea central en el PDeCAT era que no tenía por qué ser incompatible que se pudiera ser miembro del partido y a la vez un adherido a la Crida, como si se tratara de un club político más amplio. Pero en la presentación de la Crida, este lunes en el Ateneu barcelonés, se dio cuenta de que ese movimiento se transformará en un instrumento político y electoral a partir de otoño para concurrir en todas las elecciones, en las primeras que se convoquen, sean las municipales o en las autonómicas. Por tanto, las dos fuerzas políticas entran en un choque de intereses, en una batalla “por el poder, y por los liderazgos”. Esa es la realidad, según un dirigente del PDeCAT.
Pascal, en la cuerda floja
La coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, salió con mala cara de la presentación de la Crida. Asistió, en directo, tras las palabras de presentación de Ferran Mascarell, a un acto en el que se puso en cuestión la propia utilidad del partido. Uno de los más activos es Josep Ramon Casals, alcalde de Molins de Rei, que cree a pies juntillas en la Crida, y que se postula para liderar el PDeCAT, en contra de Pascal.
La estrategia de la cúpula del PDeCAT ha sido la de buscar la integración del propio Puigdemont, como presidente del partido, y de los exconsejeros que están en prisión. Pero ha tenido como respuesta el acto de la Crida Nacional per la República. Por ahora, y a la espera de lo que decidan los militantes del partido que resultó de la refundación de Convergència, Puigdemont y sus hombres se han apropiado de todo, comenzando por Junts per Catalunya.