Diez años después, la misma incógnita. El PP se enfrenta a algo desconocido, a una elección interna que nunca había experimentado, con protagonistas que ensalzó Mariano Rajoy hace justo una década. Entonces, con Soraya Sáenz de Santamaría como portavoz del grupo parlamentario del PP, que estaba en 2008 en la oposición, Rajoy elegía, de forma sorpresiva, a María Dolores de Cospedal, que era presidenta de Castilla-La Mancha, como secretaria general. Era un 19 de junio. Y otro 19 de junio, de 2018, Cospedal anunciaba --este martes-- que aspira a la presidencia del PP. Contra ella, y, en realidad, contra el huracán interno que representa ahora el PP, se enfrenta Sáenz de Santamaría, muy tocada por una cuestión crucial en los últimos años: su fracaso en el conflicto de Cataluña, como apuntan fuentes del PP.
Para comprobar la voracidad de todos estos años es necesario recordar algunos nombres. Rajoy estaba a las puertas del congreso de Valencia, decisivo para él, que vivía bajo amenaza por parte de Esperanza Aguirre, y todo un sector del partido que ya no le veía con capacidad para ganar unas elecciones generales tras la segunda victoria de Rodríguez Zapatero. Cospedal era la elegida, en un nuevo esquema de dirección en el que Esteban González Pons era el vicesecretario de Comunicación; Javier Arenas el vicesecretario territorial y la europarlamentaria Ana Mato como vicesecretaria de organización. ¿Dónde están?
Como el PSOE de Zapatero
Ahora el mundo es otro. La lupa de la ciudadanía es mucho mayor, tras una devastadora crisis económica, y el PP se encuentra en la misma situación que el PSOE, cuando Rodríguez Zapatero ganó por solo 9 votos el 35 Congreso del PSOE, en 2000, frente a José Bono, y con otros candidatos como Matilde Fernández y Rosa Díez. “Estamos igual que el PSOE entonces, puede pasar cualquier cosa, y sólo debemos estar preocupados por la posible fractura interna del partido, que se rompa en dos o en tres”, señala un respetado dirigente del partido conservador.
Lo que ocurre es que las dos candidatas con más posibilidades representan modelos antagónicos, pero en el caso de Cospedal se debe tener en cuenta su control orgánico, si es que todavía es importante en la vida de un partido. Sáenz de Santamaría, que ha ascendido políticamente de la mano de Mariano Rajoy, sin cargos internos ni representación política obtenida en unas elecciones, se enfrenta a un grave problema: ha comenzado a ser acusada de ser la máxima responsable del desaguisado en Cataluña, el máximo problema político en España, y causa, de hecho, de la moción de censura que ha derrotado a Rajoy y ha dado el poder al socialista Pedro Sánchez.
Asunto íntimo
Las informaciones que filtran los dirigentes del PP sobre esa cuestión se añaden a las difundidas por algunos medios, como el digital Merca2.es, según las cuales Rajoy, en su largo almuerzo con su entorno político de confianza --como la propia Cospedal-- mientras se debatía la moción de censura en el Congreso, reveló que la exvicepresidenta había fallado en los últimos meses con la cuestión catalana, sin ver tampoco que se estaba fraguando esa moción de censura entre el PSOE y los partidos independentistas catalanes, además de Podemos. “Ésta --Sáenz de Santamaría-- desde hace un año ha estado a lo que ha estado”, se atribuye a Rajoy, en relación supuestamente a un asunto de “índole íntima”, según explica el digital.
Al margen de ese secreto que guardaba Rajoy, el PP deberá decidir entre una pieza esencial en el Gobierno de los últimos años, o una política como Cospedal que representa la derecha ideológica, con posiciones duras respecto a Cataluña, y discurso ácido y guerrero contra el PSOE.
Tercera vía
Este miércoles presentará su candidatura el exministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, que ha combatido con toda su fuerza a Sáenz de Santamaría, y que considera que se ha equivocado desde el primer Gobierno de Rajoy. “Yo he reflejado que se podía haber hecho otra cosa, ni se debió permitir el 9N, ni se puede luego admitir lo que sucedió el 1-O, sin tener un proyecto alternativo, sin proponer, como yo sí he hecho, una reforma constitucional, del primer al último artículo”. Margallo se presenta como una “tercera vía”, según explica a Crónica Global, con el ánimo de que el partido supere una situación de extrema división.
Sin embargo, otros dirigentes admiten que el PP tiene en estos momentos dos almas, identificadas entre Sáenz de Santamaría y Cospedal, y que, como le ocurrió al PSOE, quien gane tendrá la confianza posterior de todo el partido, aunque sea por unos pocos votos.
Otras opciones, como Pablo Casado, vicesecretario del PP; el diputado José Ramón García o el exlíder de Nuevas Generaciones en Valencia José Luis Bayo, entran en la carrera con menos opciones. Pero ya ocurrió en el PSOE, con un Rodríguez Zapatero a punto de cumplir los 40 años, que ganó por... nueve votos, sólo tres años más mayor que los 37 de Casado.