La Assemblea Nacional Catalana (ANC) sorprendía esta semana al desempolvar los llamamientos al boicot que se hicieron populares durante los momentos álgidos del conflicto político en Cataluña. La organización recuperaba la idea de hacer un índice de empresas aptas para el consumo de los partidarios del independentismo por el presunto apoyo que han prestado al proyecto de la república y que contrastarían con el papel ejercido por parte del “Ibex 35”, una forma de definir las empresas que cotizan en bolsa, que tienen miles de empleados y que, en ocasiones, son multinaciones con matriz catalana. Pero la iniciativa ha caído como un jarro de agua fría incluso entre los propios soberanistas.
Se enmarca como un nuevo paso en el distanciamiento entre la organización presidida por Elisenda Paluzie y las voces más moderadas de los partidarios a la secesión. Las fuentes comsultadas critican la radicalidad de la propuesta, aunque --como siempre hacen el empresariado y la burguesía catalana-- con grandes dosis de prudencia.
Críticas entre líneas de JxCAT
En el plano político, el portavoz de JxCat, Eduard Pujol, fue el primero en pronunciarse sobre la cuestión. En una comparecencia en el Parlament este viernes aseguró que el papel del partido de Carles Puigdemont es el de “sumar a empresas que tienen voluntad de transformación y cambio y que propicien explosionar el talento que hay aquí”.
“No nos movemos de aquí”, afirmó ante las preguntas sobre la iniciativa de ANC. “Creo que hacer distinciones entre empresas…, nosotros apostamos por sumar”, remarcó.
PEPE FARRUQO
Torrent declina promover ‘listas’
Fuentes de ERC también consideran como mínimo poco oportuna la iniciativa de la entidad que se ha convertido en una de las principales impulsoras del independentismo. Su representante institucional de mayor rango en estos momentos, el presidente del Parlament, Roger Torrent, manifestó que él no es "partidario de hacer listas” como la propuesta por ANC.
La medida también ha merecido el rechazo frontal desde los sectores económicos catalanes.
Rechazo de los comerciantes
“Resulta intolerable”, afirma el representante de la plataforma Barcelona Oberta, Gabriel Jené. Reclama que desde el “absoluto y máximo respecto por las posiciones y los sentimientos políticos de cada uno” se deje de jugar “con las cosas de comer”.
Las empresas que forman parte de esta agrupación fueron de las que más sufrieron en términos de facturación el conflicto político de finales de año. Agrupa a compañías con mayor presencia en vías turísticas que se vieron afectadas por las manifestaciones recurrentes que tuvieron lugar. Por esa misma razón existe gran sensibilidad ante reclamaciones de este perfil.
Patronales catalanas
Tampoco se ve con buenos ojos desde otras organizaciones empresariales catalanas. Fuentes cercanas a Foment del Treball critican que se recupere una "acción" que se daba por superada y con incidencias en el consumo que, a pesar de ser limitadas, se notan.
Pimec, la organización de pymes catalana presidida por Josep González, cercana en numerosos planteamientos a las tesis independentistas o calculadamente ambigua, ha declinado hacer comentarios sobre la iniciativa de los soberanistas de ANC.
Primera lista de 14 empresas
La campaña de “consumo responsable con la república” promovida por la ANC cuenta con un precedente. En enero publicó una primera lista de 14 empresas que consideraba aptas para un consumo que defendiera una determinada política.
En ella aparecen grupos como Parlem, una operadora telefónica que ha conseguido cuota de mercado haciendo gala abiertamente de su independentismo. De hecho, en los meses álgidos del procés incrementó en un 45% su cartera de clientes. Lo que habitualmente no explica es que usa la red de Orange a través de MásMóvil. Por lo que su presunta autonomía de los grandes del sector no es precisamente real. Algo parecido a lo que ocurre con las otras dos compañías que recomienda la entidad: Som Conexió y Goufone.
Empresas presuntamente ‘indepes’
Otras compañías, directamente, ni siquiera apoyan con los brazos abiertos el procés. Como es el caso de Holaluz, una start up que en estos momentos se ha convertido en un referente español en energías renovables. Su último gran contrato lo acaban de firmar con el Ayuntamiento de Madrid y sus portavoces indican que son catalanes y su sede social está en Barcelona, pero no es una cuestión de la que hagan bandera ni tampoco escondan. “Nos limitamos a vender energía verde”, señalan.
Caixa d’Enginyers es otro de los grupos que han crecido en Cataluña bajo el sol del procés, ya que en determinado momento sacó pecho de que era una de las pocas entidades que mantenía su domicilio social y fiscal en Barcelona. Pero ahora, ya perfectamente identificados por el soberanismo y con la atracción de mercado que eso supuso, intentan dejar esta imagen atrás. Algo que han conseguido parcialmente gracias a facilitar financiación a los líderes de Podemos para comprarse su chalé.
Expertos en consumo indican que en una sociedad en que cada vez se busca más la autenticidad y ser único en los productos que se adquieren, apelar a un sentimiento político es una herramienta más perjudicial que beneficiosa. Una crítica a la iniciativa de ANC que se comparte desde las posiciones no radicales del independentismo.