Josep Maria Pou, elegido Catalán del Año 2017 en un acto celebrado esta noche en Barcelona, aprovechó la presencia del presidente de la Generalitat, Quim Torra, para confesar que, durante estos últimos meses, “me he sentido un mal catalán por todas las cosas que he leído”. De ahí que haya agradecido el premio que otorga El Periódico de Catalunya y que sus lectores le definan así, “catalán, sin apellidos, sin ismos ni istas”. Un discurso improvisado, pero sobre todo, ejemplar por su vocación conciliadora que TV3 cortó antes de que finalizara.
"Voy a ser sincero, muchas de las cosas que he visto o leído en este último año no me han gustado nada, y muchas cosas me han hecho sentir que podía ser un mal catalán, porque no estaba de acuerdo en muchas cosas. Hay muchas maneras de perfección", ha dicho.
"Que unas personas me hayan escogido a mí como Catalán del Año me reconcilia con esos malos momentos de este año", ha añadido.
Y aunque también aplaudió que, hoy mismo, Torra haya elegido un nuevo gobierno catalán y que eso, ha destacado, permitirá levantar la aplicación del artículo 155, las redes sociales se han llenado de críticas hacia el actor y director teatral, al que han reprochado que no mencionara a los políticos encarcelados ni llevara un lazo amarillo. Le han tildado con desprecio de “socialista”. Pero también ha sido felicitado por su tono integrador.
Previamente, Torra sí había hecho un discurso alusivo a los “presos políticos”. "No podemos aceptar que haya presos políticos ni exiliados acusados de delitos inexistentes", ha afirmado, tras apelar al "compromiso de todos" para resolver "esta situación tan grave". Ha abogado por "el diálogo como la fórmula que nos ofrece la política para resolver los conflictos". Y ha insistido en que "no podemos renunciar nunca, no lo hemos hecho y no lo haremos".