Arriba España. Con este título ha querido TV3 documentar el creciente protagonismo de los grupos de extrema derecha en Cataluña como respuesta al procés. El programa 30 minuts matiza que estas organizaciones “siguen siendo residuales”. Sin embargo, afirma que ganan visibilidad porque “se mezclan con las manifestaciones unionistas y las acaban liderando”, y a los partidos constitucionalistas lo único que les molesta de ellas es “aparecer en la misma foto”.
Para contar tal relato, TV3 ha echado mano de historiadores, el fotoperiodista Jordi Borràs —señalado por los ultras— y representantes de grupos de ultraderecha como Democracia Nacional y la Falange. El documental repasaba algunos actos protagonizados por estos colectivos en los últimos años, bien en forma de agresiones, bien en forma de palabras. Pero del aumento de su actividad también son responsables “los medios de comunicación”, que les dan visibilidad.
Ni de derechas ni de izquierdas
Entre los mensajes lanzados por los protagonistas destaca que la extrema derecha no se considera ni de derechas ni, mucho menos, de izquierdas. “Somos identitarios, patriotas, unionistas que buscan la unidad de España”, decía Albert Bruguera, de Democracia Nacional. Y que, en cualquier caso, sus miembros actúan con impunidad legitimados por el “a por ellos”.
El mismo Bruguera afirmaba que “si la gente está saliendo a la calle desde octubre” es porque su grupo la sacó “antes”. Así, el programa deslizaba el origen de la gran movilización ciudadana impulsada por Societat Civil Catalana (SCC) como respuesta al referéndum ilegal del 1-O, así como marchas posteriores en contra del procés. La alusión velada a SCC no era casualidad.
El origen de SCC
Minutos después, Arriba España se encargaba de recordar el origen de SCC, algo así como una evolución más transversal de Somatemps, otro grupo siempre relacionado con la ultraderecha. Aunque sus representantes, una vez más, niegan la etiqueta. Ni de izquierdas, ni de derechas. Eso sí, y aunque participó de su fundación, Somatemps fue expulsada de SCC.
Más adelante, el documental cita el caso de Raúl Macià, vecino de Balsareny (Barcelona). Este hombre, en prisión por robo y tráfico de drogas, se ha convertido en un “preso político” para la ultraderecha, ya que entre sus actos están la retirada de estelades de la vía pública y de un cartel que habla de municipio de la república catalana. TV3 recuerda también que Macià escaló el balcón del ayuntamiento local para poner una bandera de España –ausente en el consistorio en contra da le ley—.
Los ultras ganan 10 a 1
Para dar una nota de neutralidad, un mosso d’esquadra explica, desde el anonimato, que en los últimos meses se han registrado las mismas agresiones por parte de la ultraderecha (33) y de los independentistas (32). Pero los primeros han provocado mas lesiones (10 a 1). Aunque era lo de menos. Lo de más era deslizar los vínculos entre los ultras y el unionismo en Cataluña.
Tampoco es casualidad el momento elegido para la emisión, cuando los enfrentamientos en la calle empiezan a extenderse por la apropiación ideológica de los espacios públicos que hacen los independentistas mediante la plantada de cruces amarillas y la decoración con lazos amarillos.