Elecciones en Colombia, este domingo, con el proceso de paz de fondo, y con dos posibles candidatos para una segunda vuelta: Iván Duque, candidato del Centro Democrático, pero, principalmente el candidato del expresidente Álvaro Uribe, el gran hacedor en los últimos meses de la política colombiana y Gustavo Petro, exguerrillero del M-19, antiestablishment, independiente, y exalcalde de Bogotá, que es calificado por el politólogo Darío Villamizar como una especie de “Podemos español”.
Petro es el gran elemento disruptor en Colombia, con un gran apoyo entre los jóvenes, y que puede ser la sorpresa, como explica Villamizar a Crónica Global. El autor del libro más completo para entender el fenómeno de las guerrillas en Latinoamérica y, en concreto, en Colombia, Las guerrillas en Colombia (Debate), indica que existe una gran paradoja en estas elecciones, las primeras presidenciales después de los acuerdos de paz, y después de las legislativas del pasado mes de marzo: “el proceso de paz tiene garantías constitucionales, pero es básico que se respeten todos los compromisos, y no está siendo la cuestión principal de la campaña”, asegura.
Segunda vuelta
Después de un referéndum frustrado, que se pudo paliar con retoques en los acuerdos de paz aprobados en el parlamento colombiano, que dejaba atrás 70 años de luchas guerrilleras, el centro del debate es otro: Venezuela, con cientos de miles de colombianos que regresan ahora del país al que emigraron en su día, que dirige todavía Nicolás Maduro. También la corrupción, la política impositiva y la sanidad han protagonizado los debates políticos, como señala el expresidente Ernesto Samper, que ha estado esta semana en Barcelona participando en diferentes actos académicos.
La gran paradoja es que el país se debate en una polarización entre el candidato de Uribe, Iván Duque, y Petro. Los dos podrían pasar a una segunda vuelta. Para Samper, “Duque podría ser el ganador, con el apoyo de las clases medias y altas”, como apunta a Crónica Global, mientras que Villamizar le da opciones a Petro.
El papel de las FARC
El hecho que preocupa más a la comunidad internacional es saber qué pasará con los acuerdos de paz. Los guerrilleros de la FARC, reconvertidos como fuerza política, han visto cómo en ese proceso no han tenido apenas apoyo. En las legislativas de marzo, sólo logaron 85.000 votos. No habrían tenido representación, pero en los acuerdos se estipuló que durante ocho años tendrían garantizados cinco escaños, tanto en el Congreso como en el Senado. Es decir, durante dos mandatos.
La percepción de que en esos acuerdos, que se firmaron en La Havana, en Cuba, entre el presidente colombiano Juan Manuel Santos y el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, se fue demasiado generoso con los guerrilleros, lo ha vendido con especial fortuna el expresidente Uribe.
Uribe, omnipresente
Tanto Samper como Villamizar insisten en que Uribe ha mediatizado todo el debate político. Como senador, ampara a Duque, y moviliza al electorado, con una frenética actividad en las redes sociales.
Como ha ocurrido con otros referéndums, como el Brexit en el Reino Unido, los electores responden a la contra, movidos por otros intereses. Samper indica que Santos cometió el error, durante su mandato, de entrar en cuestiones muy sensibles para la clase media colombiana, como la reforma tributaria, y con fallos en la comunicación, al no acabar de implicar a la sociedad durante los cuatro años de negociación para llegar a los acuerdos con las FARC.
¿Sorpresa final?
Hay otros candidatos en liza, como Humberto de la Calle, del Partido Liberal, que, como indica Villamizar, protagonizó los acuerdos y los defiende con contundencia. También participa Sergio Fajardo, independiente, y Germán Vargas Lleras. Samper –el protagonismo de los expresidentes en Colombia ha comenzado a ser un problema, según los expertos– buscó una coalición de centroizquierda entre Fajardo y De la Calle que no ha sido posible.
Y, como insiste Villamizar, lo que podría resultar una sorpresa, que no se descarta, es la victoria de Petro, un candidato singular, de izquierdas, que, si se tuviera que encajar en la política española este politólogo no duda en asimilar a “la apuesta por un Podemos a la española”.