Un acto sobrio, casi clandestino. Quim Torra ha solemnizado la excepcionalidad de su presidencia, prometiendo "fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña" --ninguna referencia a la Constitución y el Estatuto-- en una liturgia tan breve como anodina. Solo dos minutos.

Sin invitados, solo su familia, el presidente del Parlament, Roger Torrent, y el secretario del Govern, Víctor Cullel. Y poco más. Los medios de comunicación no pudieron estar presentes y solo pudieron cubrir el evento vía plasma.

No fue otro "día histórico" del procés. Periodistas y turistas curiosos eran el único público que, en la plaza Sant Jaume, presentaban atención.

Un acto preparado con mucho secretismo anoche en el Palau de la Generalitat, donde el núcleo duro de Carles Puigdemont se atrincheró para hacer y deshacer la organización del evento.

El Gobierno español planta a Torra

A punto de levantarse la aplicación del artículo 155 de la Constitución –se hará cuando tome posesión el nuevo gobierno-- ningún representante del Gobierno español acudió al Palau en protesta por lo que consideran un deterioro de las instituciones. La investidura de un presidente provisional para una legislatura excepcional, según la terminología independentista, esconde el carácter títere de Torra, quien con esta sobriedad ha escenificado que el president legítimo es Carles Puigdemont. Y como éste permanece fugado, no pudo darle el relevo oficialmente. No hubo, por tanto, colocación del medallón que reciben todos los presidentes de la Generalitat.

Torra fue ungido institucionalmente en el salón Verge de Montserrat del Palau, antesala del despacho del presidente. Fuentes soberanistas aseguran que no podrá ocupar ninguno de estos dos espacios, pues así lo ha convenido con Puigdemont. Desde la restitución de la Generalitat en 1980, estos actos se han celebrado en el salón Sant Jordi, mucho más espacioso y solemne.

Legalidad catalana

El secretario de Govern, Víctor Cullell, leyó el decreto de nombramiento, y, a continuación, el presidente Torra prometió el cargo y su servicio a la “legalidad catalana”. La bandera catalana presidió el acto.

Usó la misma fórmula que en 2016, cuando Puigdemont tomó el relevo de Artur Mas y respondió sí a la pregunta de la entonces presidenta del Parlament, Carme Forcadell: "¿Promete cumplir lealmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat con fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña representado por el Parlament?". Pero en este caso fue el mismo Torra quien leyó ese texto.