El polémico excomisario de policía José Manuel Villarejo estuvo al borde de la muerte el pasado 4 de mayo por una reacción alérgica a un medicamento.
El policía jubilado fue ingresado aquella mañana en un hospital madrileño en shock anafiláctico después de que se le administrara un fármaco durante el traslado en ambulancia desde la prisión de Estremera (Madrid) --donde lleva más de seis meses encarcelado en prisión preventiva-- tras presentar síntomas de un presunto infarto o una angina de pecho.
El hospital, a 80 kilómetros
Según ha revelado El Independiente, el excomisario alertó a los funcionarios de la prisión alrededor de las 6 horas por encontrarse "muy mal". De hecho, llevaba varios días con la tensión alta, presión en el pecho y dificultad para matener la conciencia.
Tras una revisión, los médicos de la cárcel ordenaron su traslado de urgencia al Hospital Gregorio Marañón, que, pese a estar a 80 kilómetros de distancia, es el centro médico más cercano con unidad coronaria de urgencias.
Colapso general durante el traslado
El traslado en la ambulancia fue muy complicado. Tuvo pérdidas de pulso y hubo que administrarle medicamentos, lo que a su vez le provocó un colapso general. Los sanitarios también se vieron obligados a sedarle porque sufrió un ataque de pánico al ser consciente de la gravedad de su situación.
Al llegar al hospital, Villarejo estaba "ahogado", pero los médicos lograron recuperarlo, y descartaron el infarto de miocardio.
"Muy tocado"
El excomisario volvió a la cárcel de Estremera a última hora del 6 de mayo, donde pasó dos días en la enfermería antes de regresar a su celda. Fuentes de su entorno aseguran que "ha quedado muy tocado tras ver la muerte de cerca".
José Manuel Villarejo está acusado de blanqueo de capitales, cohecho y organización criminal, y fue encarcelado el pasado 3 de noviembre por orden de la Audiencia Nacional en el marco de la operación Tándem.