Los primeros pasos de Quim Torra, su discurso en el Parlament, la recuperación de sus artículos, y la determinación del ya presidente de la Generalitat de que se debía haber proclamado la República el 10 de octubre y asumir las consecuencias ha soliviantado a la izquierda alternativa de los comuns. Tanto la alcaldesa Ada Colau como Xavier Domènech en el Parlament se han plantado ante Torra, creando distancias también con Esquerra, lo que complica la estrategia de los republicanos de sumar esfuerzos y ensanchar la base social del independentismo.
La preocupación entre los dirigentes de Esquerra es grande. Pere Aragonès, el hombre fuerte ahora en el partido, tiene una obsesión: demostrar que se puede gestionar con eficacia, que Esquerra puede y debe ocupar la centralidad política, y que ese discurso nacionalista xenófobo debería desterrarse por completo.
Dos tendencias
También el diputado en el Congreso, Joan Tardà, muy respetado entre los cuadros republicanos, ha mostrado su enojo por los pronunciamientos de Torra, que Sergi Sabrià, el portavoz en el Parlament, exhibió en su réplica en el debate de investidura apostando por un catalanismo inclusivo.
Las dos tendencias en el seno del Govern serán, a partir de ahora, muy clarividentes. Mientras Torra nombrará a los exconsejeros de Junts per Catalunya que están en prisión, los exconsejeros de Esquerra que también están en la cárcel, no aceptarán un nuevo encargo.
Todos los puentes
Los republicanos quieren pasar página, solventar la cuestión judicial, con una denuncia permanente mientras dure por esas prisiones preventivas, pero con la vista puesta a medio y largo plazo. Y en ese plan los Comuns son indispensables, para formar gobierno en el Parlament y en el Ayuntamiento de Barcelona.
Torra rompe, por ahora, esa estrategia. Esquerra le dará apoyo, comenzará a gestionar desde el Govern con sus consejeros, y tratará de mantener los puentes con el mundo de los Comuns, que también se ha establecido con Unidos Podemos en Madrid. Los contactos son fluidos, según las fuentes consultadas, y a las dos fuerzas políticas les interesa diseñar una relación parlamentaria más fructífera, tanto en Madrid como en Barcelona.
Contra los "reaccionarios"
Pero la “comprensión” sobre el proyecto independentista, el pulso con el Estado, se deja en un segundo término. La izquierda en el conjunto de España, con Iglesias y Errejón al frente, “no puede permitirse” que la vean en la misma foto que Quim Torra, como apuntan fuentes de la izquierda alternativa. Las cosas respecto al soberanismo catalán pueden haber cambiado.
Las reacciones de Colau fueron apoyadas por la dirección de Podemos. El secretario de organización de la formación, Pablo Echenique, lo tiene claro. Y así lo reflejó en su cuenta de Twitter: “De madre nacida en Soria, con abuelos paternos de un pueblito de Huesca (¡Grande Huesca!), con su padre viviendo en Almería y dos hermanos nacidos en Madrid, Ada Colau es un ejemplo de la Cataluña mestiza y diversa que tanto molesta a los reaccionarios”, en una alusión a los pronunciamientos de Torra.
Izquierda catalanista
La posible mutación del independentismo en un nacionalismo excluyente que se creía cosa del pasado, puede reducir el espacio político, justamente cuando se pretendía ensanchar.
Los más condicionados por eso son los republicanos, que siguen creyendo que la salida del bloqueo político en Cataluña pasa por acuerdos amplios con la izquierda catalanista, principalmente con los comuns, pero también con el PSC, aunque esa última posibilidad se vea en estos momentos lejana.