Desesperados y rotos. No pueden más. Pero poco pueden hacer. Los dirigentes de Esquerra Republicana quieren que la legislatura comience cuanto antes. Por varias razones, para aplicar un programa “realista”, sin maximalismos, y también para lograr que Oriol Junqueras y el resto de consejeros y miembros de Esquerra salgan de la cárcel. Los republicanos discrepan de la estrategia de Junts per Catalunya, que no sabe ni quiere parar los pies a Carles Puigdemont, empecinado en agotar los tiempos y en jugar con la posibilidad de convocar unas nuevas elecciones.
Por ello, pese a que todo puede caer por su peso cuando el Gobierno español recurra la llamada ley del president, que puede ser este mismo miércoles, anulando la posible investidura, Esquerra ha exigido una cumbre, “una reunión de trabajo” con Junts per Catalunya para pactar los pasos que se deberían dar esta misma semana. “Es imprescindible que la legislatura eche ya a andar”, pidió este lunes la portavoz de Esquerra, Marta Vilalta.
Sin candidatos
La cuestión principal es que tanto Esquerra como el PDeCAT y Junts per Catalunya ya tienen acordado el futuro Govern, con la división de áreas y departamentos, con encargos a posibles consejeros, mientras el entorno de Puigdemont es incapaz de asegurar que habrá investidura, que no se forzarán unas nuevas elecciones. Una de las personas de confianza de Puigdemont, Elsa Artadi, asegura que “no se ha hablado todavía de candidatos posibles, sólo está ahora sobre la mesa la candidatura de Puigdemont”, algo que deja descompuesta a la dirección republicana.
Lo que apuntan las fuentes consultadas es que Puigdemont ha comenzado a ser un auténtico enigma. Con la idea de agotar los plazos, de jugar con el Estado, y pese a decir que no desea nuevas elecciones, su comportamiento puede llevar a ellas de forma inexorable. Los más duros, los que no quieren más juegos, las están reclamando, desde sectores de la ANC, con Elisenda Paluzie al frente, a gurús mediáticos que insisten en la desobediencia, como Bernat Dedéu o Enric Vila: o Puigdemont o Puigdemont, o a votar todos otra vez para mantener el pulso con el estado.
Sin comunicación
Los republicanos han quedado en un segundo plano en todas las negociaciones. También el PDeCAT, que debe superar una importante crisis interna. Lo que reclaman ahora los dirigentes de Esquerra, que arropan a Pere Aragonés, su nuevo hombre fuerte, es que se forme un nuevo Govern, con el compromiso de que no presentarán ningún candidato alternativo.
Pero lo que no quieren tolerar es que se informe a los medios de comunicación de los nuevos pasos que seguir, y no se diga nada al partido, o “sólo diez minutos antes” de que Elsa Artadi explique que ocurrió en la reunión con Puigdemont de este pasado sábado en Berlín.
Govern frágil
Oriol Junqueras, desde prisión, insiste en que se forme gobierno, porque ello también facilitará su salida.
El reto que sí se acepta es el de cómo gobernar, con qué programa, y con qué prioridades. Al margen de quien sea el sustituto de Puigdemont, Esquerra considera que la convivencia con Junts per Catalunya puede durar muy poco, tal vez solo hasta las elecciones municipales de junio de 2019, o incluso antes de esos comicios.