“Recordaré toda mi vida a aquellas mujeres que tenían la regla y cuya sangre les resbalaba por las piernas sin que pudieran limpiarse porque les estaba prohibido abandonar su puesto, ni siquiera por un minuto”. Este es el testimonio de la feminista y estudiante rebelde en el 68, Barbara Koster, que en 1970 decidió irse a trabajar en la fábrica de Opel en Rüsselsheimm (Alemania) para formar parte de aquella incipiente rebelión que 50 años más tarde se conoce como la del Mayo del 68.

Fue el exportavoz del Partido Verde Europeo Daniel Cohn-Bendit --conocido en aquella etapa como Dany el rojo-- quien explica su historia y la de muchos como ellos en La revolución y nosotros, que la quisimos tanto (Anagrama, 1987). Un documental hecho libro que revisa la historia de muchos de los que formaron parte de ese fenómeno que no solo sacudió a Francia, sino que se engloba en un crisol de protestas globales.

cohn bendit

A diferencia de otras reivindicaciones anteriores, esta revuelta tuvo como principal protagonista a la juventud. Nuevas generaciones nacidas tras la Segunda Guerra Mundial, donde el aumento del nivel de vida y del consumo, junto al desarrollo de los medios de comunicación, la generalización de los sistemas educativos y la incorporación de la mujer al mundo laboral habían transformado los valores de aquellas sociedades.

 

Dormitorios separados por sexo

El 22 de mayo de 1968 se crea el movimiento del 22 de Marzo en la facultad de Letras de Nanterre en respuesta a la detención de varios estudiantes que se manifestaban contra la Guerra de Vietnam. Presidía la asamblea Cohn-Bendit.

Pero fue el 3 de mayo de ese año cuando la revuelta se extiende al Barrio Latino de París. A petición del rector de la Universidad de la Sorbona, la policía desaloja la institución donde se desarrolla una asamblea de estudiantes que pedían la libertad de los detenidos y el fin de la separación de mujeres y hombres en la universidad.

Se levantan barricadas por la calles y la revuelta, primero universitaria, deriva en huelgas y en una crisis social general. El 13 de mayo, los sindicatos CGT y CFDT se suman a las manifestaciones con una huelga general bajo el lema “Alto a la represión, libertad, democracia, viva la unión de obreros y estudiantes”. Unas 800.000 personas, según la policía 170.000, ocupan la calles de la capital francesa gritando “diez años ya son suficientes”, en referencia al décimo aniversario del general Charles de Gaulle al poder.

Liberación sexual

La liberalización de las costumbres fue el trasfondo del cambio de valores que se generó en esa época. Especialmente en las relaciones entre sexos. La liberación sexual iba vinculada al nuevo papel que las mujeres reivindicaban en sociedad. Su incorporación al mundo del trabajo puso en cuestión los tradicionales roles asignados a la mujer como madre de familia y esposa, al tiempo que empezaban a cultivar su autonomía e independencia, a reivindicar la capacidad de decidir sobre su propio cuerpo y sexualidad.

El control de la maternidad fue determinante en este sentido. En 1960 se inició en Estados Unidos la comercialización de la píldora anticonceptiva. Empiezan las campañas en favor del divorcio, el derecho al aborto, la igualdad de salarios y la no discriminación por razones de sexo.

Aquí nace el movimiento feminista actual, marcando un cambio cualitativo respecto al discurso, al eco y al apoyo social --mucho más restringido-- de los movimientos sufragistas de principios de siglo.  

Fracaso político; éxito social

En primer plano de actualidad aparecieron los denominados movimientos sociales y posmateralistas como el feminismo, el ecologismo, el pacifismo y el hippismo.

Estos movimientos fracasaron en su vertiente más política --no consiguieron derribar el “orden burgués” y De Gaulle volvió a ganar las elecciones el 23 de junio de 1968-- pero su herencia cultural y sus valores son, a día de hoy, aceptados por la mayoría social. Su principal logro fue terminar con el esquema de familia tradicional y autoritaria. Como explica la misma Koster en la obra de Cohn-Bendit fue, sobre todo, “una rebelión contra los padres” y su moral convencional.

Ocupar 'Play Boy'

Ese movimiento que iba de la mano al de los derechos civiles y de la clase obrera pronto devino autónomo. Y, en palabras de Cohn-Bendit, es el que “ha durado más tiempo”. En sus conversaciones en Nueva York de 1985 con la periodista Susan Brownmiller, autora de La Violación, y una de las feministas que ocupó el local de la revista Play Boy mencionan esta evolución:

Cohn-Bendit: -Hoy militas en un grupo denominado “Las mujeres contra la pornografía”. ¿No es un tema muy alejado del movimiento feminista de los 60 que reclamaba la libertad sexual?

Susan Brownmilles: -Es la misma lucha. Queremos liberar la sexualidad de los mitos sadomasoquistas que pesan en la imaginación masculina.

D: - ¿Cuál es esa sexualidad sana que reivindicas?

S: - No sé lo que puede ser. Ni para ti, ni para mí, ni para nadie. Sólo se que debemos interrogarnos sobre este tema, pero sí que puedo decirte lo que es una sexualidad malsana.

D: -¿Qué?

S: -La pornografía.

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Ocupación de la revista 'Play Boy' por parte de un grupo de feministas

D:- ¿Quieres prohibir la pornografía?

S:- “¡Está prohibido prohibir!” Lo hemos repetido demasiadas veces. Sólo queremos que la pornografía deje de agredir a las mujeres. En Nueva York, es omnipresente. Se pueden ver películas porno en los cines, en la televisión… Se pueden escuchar mensajes porno llamando a determinados números de teléfono. Tanta facilidad es peligrosa, porque hace creer a los jóvenes que desear a una mujer como muestran esas películas es legítimo.

D: -En ese combate te encuentras codo con codo con la derecha más reaccionaria, con los defensores del orden moral más retrógrado....

S: - Es un falso problema. Los reaganianos quieren proteger a sus hijas del espectáculo de la pornografía. Nosotras queremos alejar a los chicos de la tentación de la práctica de la pornografía.

¿Prohibido prohibir?

El experimento político del mayo francés duró poco, pero el 68 marcó una etapa. El lema que se hizo famoso en la revuelta de La Sorbona, ¡prohibido prohibir!, sin embargo, ya no tiene herederos entre los partidos políticos actuales.

A diferencia de Liberté, Egalité, Fraternité, de la Revolución Francesa, no ha sobrevivido al paso del tiempo. Más bien todo lo contrario.