Una bomba todavía sin detonar, o un anuncio con mucho ruido y pocas nueces. La posibilidad de que Manuel Valls sea alcalde de Barcelona, encabezando una candidatura de Ciudadanos, provoca reacciones encontradas. Tiene beneficios y riesgos, para él mismo y para el conjunto de la política municipal, catalana y española, y también europea. Cuatro expertos ofrecen su visión, desde diferentes ángulos.

Francesc de Carreras y la “normalidad”

El catedrático de Derecho Constitucional Francesc de Carreras, uno de los fundadores de Ciudadanos, toma la distancia necesaria para el juicio, y ensalza un primer hecho: “Manuel Valls ha tratado de renovar el socialismo francés, es parecido a lo que ha llevado a cabo Macron. Y su decisión, si se concreta, debería formar parte del paisaje europeo, que tiene algunos precedentes, como la apuesta de otro francés, Maurice Duverger, un politólogo de mucho prestigio en España, que fichó como eurodiputado por el PCI italiano. Nos deberíamos acostumbrar, y deberíamos pedir que proliferen esas experiencias. Estamos en Europa, ¿no?”.

De Carreras añade que la candidatura de Valls puede suponer "una terapia de choque para el PSOE y el PSC, que son vistos como partidos anquilosados". Pero, ¿puede un ex primer ministro francés que no ha triunfado en su país gestionar una ciudad como Barcelona? “Sí, Valls tiene experiencia como alcalde, eso se debe tener en cuenta, y de una ciudad como Évry, complicada, que lo ha pasado mal, en la periferia de París”. De Carreras insiste en una cuestión, tomando los ejemplos del sector privado. “Se fichan directivos extranjeros en las empresas, se buscan profesores de todo el mundo en las universidades, ¿por qué no políticos que puedan acreditar su solvencia, como Valls?”.

Joan B. Culla y la polarización

El profesor de Historia Contemporánea Joan B. Culla se centra en la propia figura de Valls, en el por qué de su posible decisión. “Entiendo, primero, que es una rebaja de sus expectativas, porque aspiró a ser presidente de la República, que en Francia es poco menos que un rey. No le salió bien. Ahora ha recordado que tenía un padre catalán y que nació en Barcelona. Pero hasta ahora no había expresado esa catalanidad. Para mí es chocante”.

Ahora bien, Culla analiza las posibles consecuencias, los riesgos, en este caso, para el resto de partidos. “Yo creo que los que deben sentirse amenazados son el PP y el PSC, cuyos electorados se pueden ver arrastrados por la figura de Valls. En cambio, no veo que pueda seducir ni a medio independentista”. Esa  última idea abre una nueva cuestión, la de unas elecciones al Ayuntamiento de Barcelona polarizadas en el terreno nacional. “Creo que puede existir, claro, la posibilidad de constituir un bloque independentista que haga frente a Manuel Valls, que defiende claramente la posición de los constitucionalistas. Eso, para mí, no sería positivo, porque se trata de discutir de modelos de ciudad, no de polarizar".

Jordi Canal y el “compromiso”

El también historiador Jordi Canal analiza la candidatura de forma precisa. Por un lado, ve ventajas, beneficios para el conjunto. “En primer lugar se debe valorar su experiencia política, tanto en la administración local como en la nacional, y su firme compromiso con la democracia y el constitucionalismo. Es también un mensaje de integración europea y unas ideas claras frente al caos de Ada Colau y sus coqueteos antisistema”.

También hay una cara b. Canal la aborda. “Tiene un conocimiento insuficiente de los dosieres de Barcelona, aunque es algo que se puede solventar con tiempo y buenos asesores. Pero también es cierto que tiene un bagaje político poco positivo en los años de Hollande, una etapa bastante nefasta en la historia de Francia. Sin embargo, puede sobresalir con su tirón mediático”.

Colomé y “los números”

El politólogo Gabriel Colomé remata esos beneficios y riesgos desde una perspectiva más electoral. “Valls presenta un perfil, por un lado socioliberal, y por otro, conservador. Eso puede afectar claramente al elector del PP, y generará dudas en el campo independentista, sobre si debe o no presentar una candidatura única, que no está claro. También afectará al PSC, que puede quedar bloqueado, y que se verá obligado a entrar en el campo de los comuns”.

¿El riesgo? “Todo se fragmentará más y eso quiere decir que puede ser alcalde, pero también jefe de la oposición, si diferentes candidatos se unen para cerrarle el paso”. En cualquier caso, Colomé reclama que se miren todos los números, y que, más allá de reacciones rápidas, se asuma que Valls “lo cambia todo”.

Ciudadanos y el 21D

Y si se ven esos números, se comprueba que Ada Colau fue alcaldesa en las elecciones de 2015 con 176.337 votos, el 22,72% del total. Y que Ciudadanos, ahora con el viento de cola, obtuvo 77.279 sufragios, el 11,05%.

El PP logró 60.877 y el PSC 67.380, mientras que CiU alcanzó los 158.928 votos, por los 76.988 de ERC. A partir de ahí, vayan haciendo cuentas, pensando que, pese a las diferencias en el tipo de elección, Ciudadanos ganó en las autonómicas del 21D en siete de los 10 distritos de Barcelona.