Jordi Sànchez ha reprochado este lunes al juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena falta de objetividad en la redacción de su último auto. El magistrado que instruye la causa sobre el procés lo había citado para notificarle su procesamiento por rebelión, y el que ha sido último candidato propuesto para ser elegido presidente de la Generalitat ha declarado: “No se puede ser juez y víctima”.
El expresidente de la ANC acusa a Llarena de hacer la causa general contra el independentismo y utilizar el plural “sufrimos” en sus escritos al hablar de las consecuencias del procés. Sànchez ha declarado ante el Supremo durante más de una hora y sólo ha respondido a las preguntas de su abogado, que ha aprovechado para acusar al magistrado directamente de falta de imparcialidad. Sànchez también ha lamentado la “vulneración” de sus derechos políticos”, al negársele la asistencia al pleno de investidura previsto para el viernes pasado.
“Libertad ideológica”
Después de comparecer Sànchez, ha sido el turno del presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart. El investigado sólo ha declarado durante 15 minutos y ha leído una carta que llevaba escrita. En ella ha asegurado que “no hay libertad ideológica” y ha denunciado la vulneración del derecho a la defensa. También ha recordado, tras la manifestación del domingo, que los independentistas se movilizan desde hace años de manera pacífica.
En este sentido, ha defendido la protesta ciudadana como herramienta de cambio y le ha reprochado a Llarena que se está criminalizando la protesta pacífica. La única violencia que hubo el 1 de octubre, asegura, fue la policial. Este lunes hace seis meses que Sànchez y Cuixart entraron en prisión preventiva en Soto del Real.