Marta Rovira ha reaparecido tras no presentarse ante el Tribunal Supremo el 23 de marzo y anunciar que abandonaba el país para instalarse en Suiza. La secretaria general de ERC asegura que, aunque de momento no contempla pedir asilo, no lo descarta en un futuro “si es necesario hacerse oír”. La número dos de Oriol Junqueras ha explicado también los motivos por los que decidió no comparecer ante el juez Pablo Llarena y mudarse fuera del país.
En varias entrevistas –en el diario francófono Le Temps, el germanófilo Blick y en la Agencia Catalana de Noticias (ACN)–, ha asegurado que “yo no podía arriesgarme a estar entre 20 y 30 años en la cárcel” y que en Cataluña vivía “en una prisión interna”. Rovira añade que “estaba constantemente seguida en la calle por la Policía, era objeto de presiones y amenazas”.
Antes de abandonar España, explica, “no podía expresar mis opiniones políticas libremente a riesgo de ser perseguida penalmente de manera infundada; hoy soy mucho más útil siendo libre”. Rovira recuerda en su relato que tiene una hija de siete años y que “también sufría, me pedía que le hiciera caso cuando salía a la calle, se preocupaba por mí”.
Rehacer su vida
Ahora, se ha instalado en Ginebra, donde se unirán su marido y su hija cuando termine el curso escolar, y espera “rehacer su vida” y buscar trabajo: “He venido a Suiza para protegerme de una persecución política contra mi persona y mi familia”, ha dicho. Sobre por qué ha elegido Ginebra, asegura que es una “ciudad de paz”, ya que acoge la ONU, el Comité de Derechos del Hombre y varias ONG.
Desde su llegada, “por medio de mi abogado, me puse a disposición de las autoridades suizas”, asegura. Regresar a España, indica, es una “decisión a largo plazo”. Sin embargo, dejar su cargo al frente de ERC no lo ve como una opción, de momento. Cree que su dimisión crearía un “vacío” en el partido, ya que el presidente y otros miembros están en la cárcel.