La voz de Carles Puigdemont. Cataluña baila al son de Puigdemont, sin que nadie de los partidos independentistas sea capaz de dar un golpe en la mesa y propiciar la formación de un nuevo de gobierno. Tanto el PDeCAT como ERC defienden que se debe iniciar una nueva fase, que logre la retirada del 155 y se pueda establecer una negociación con el Gobierno español, con un presidente en la Generalitat. Pero es Puigdemont quien decide, y quien marcará los pasos que seguir después de la imposibilidad de investir a Jordi Sànchez.
Ese intento se sabía que acabaría en nada. Pero el independentismo quería probarlo, con la intención de “retratar” al juez Pablo Llarena, después de que la comisión de derechos humanos de Naciones Unidas se haya interesado por los “derechos políticos” de Sànchez. Este jueves, Llarena frustró la operación al no autorizar su salida de prisión para ser investido.
Ganar tiempo
Tras esa decisión, el presidente del Parlament, Roger Torrent, anuló el pleno previsto para este viernes, y anunció que se querellará contra Llarena, pero con la boca pequeña. Era una decisión, la de buscar la investidura de Sànchez, que se daba por hecha, un paso que el independentismo debía hacer para ir ganando tiempo, para quemar etapas, y para que Puigdemont acabara de tomar las riendas de toda la situación.
Y es que el núcleo duro de Junts per Catalunya, los diputados que trabajan codo con codo con Puigdemont, quieren seguir adelante hasta el último minuto, hasta el 22 de mayo, que es la fecha límite antes de convocar elecciones de forma automática, como marca la ley. En esa estrategia ha adoptado un papel principal el vicepresidente del Parlament, Josep Costa, que se reunió con Puigdemont cuando el expresidente estaba en la prisión del estado alemán de Schleswig Holstein. Ahora, Costa insiste en que la única prioridad es investir al propio Puigdemont, dejando claro que en ningún momento renunciará a su acta de diputado.
Irritación en los partidos
Lo que ocurre es que esa estrategia, con el mando de Puigdemont, rompe el acuerdo suscrito entre Junts per Catalunya y Esquerra, según el cual se debía formar gobierno antes del 23 de abril, con un presidente “efectivo”. No hay nombres pactados sobre la mesa, aunque algunos, como el de Elsa Artadi, podrían ser la solución en el último segundo para impedir unas nuevas elecciones.
Eso irrita al PDeCAT y a ERC, que se ven impotentes ante la figura de Puigdemont, crecido tras la decisión de la justicia alemana de no extraditarlo bajo el delito de rebelión, como le pide la justicia española.
Hacia el 22 de mayo
Puigdemont ha citado para este lunes en Berlín a los diputados de Junts per Catalunya para adoptar nuevas decisiones, que no pasan en los próximos días por ofrecer ningún otro nombre para ser elegido presidente de la Generalitat. Por eso, lo que se dilucidaba en las últimas horas era una disyuntiva entre Jordi Sànchez o elecciones, cuando se compruebe que el 22 de mayo todo seguirá igual de empantanado.
¿Solución? Por ahora, sólo existe una doble posibilidad. La primera es que la justicia acabe provocando la salida del tablero de Puigdemont. Si, tras las reuniones de las fiscalías de España y Alemania, los jueces de la audiencia del estado alemán acaban extraditando al expresidente por rebelión, el expresidente sería suspendido de forma automática de su cargo, aunque conservaría su acta de diputado. Sólo su renuncia expresa en ese momento, propiciaría otro candidato, sin perder apoyos parlamentarios en la lista de Junts per Catalunya, porque correría la lista.
Entidades y gurús
La otra posibilidad es que tanto el PDeCAT como ERC asuman sus responsabilidades y ejerzan la máxima presión para formar un nuevo gobierno, con candidatos “posibles”. Pero eso es casi descartable, porque quien manda es Puigdemont, que conecta directamente con las entidades soberanistas, que le apoyan, y con los gurús mediáticos, que día sí y día también reclaman su investidura para tensar la cuerda con el Estado.
Cataluña, al son de Puigdemont, a la espera de los nuevos pasos del expresidente, que ya reside en Berlín y que este domingo perfilará su estrategia en una entrevista en TV3, que conducirá su director, Vicent Sanchis.