¿Qué hacer?, se preguntaba Lenin. El independentismo ha recibido un golpe que, no por previsto, es menos rotundo y contundente. Sin dirigentes, sin estrategia tras el auto del juez Pablo Llarena, los partidos independentistas deben decidir si fuerzan unas nuevas elecciones, dejando pasar los dos meses que comenzaron a contar tras la votación en la investidura de Jordi Turull de este jueves, o asumen que deben formar un nuevo Govern. Eso es, de hecho, lo que reclama buena parte de Esquerra y del PDeCAT, con una idea clara: que Carles Puigdemont y Toni Comín dejen ya sus actas de diputados.
Es una constante en los últimos días, que se acelera ahora. Si la propia Marta Rovira dejó su acta de diputada justo al final del pleno de investidura de Jordi Turull, y decidió viajar a Suiza y no presentarse ante el Tribunal Supremo, ¿por qué no lo puede hacer Toni Comín, que fue elegido, precisamente, en las listas de Esquerra Republicana? Es lo que quiso verbalizar este viernes el diputado de ERC en el Congreso, Joan Tardà, al entender que lo prioritario “debe ser proteger la joya de la corona”, que, a su juicio, son los resultados del 21-D.
Correr las listas
Lo que quiere proteger el independentismo ahora es su mayoría parlamentaria, y tratar en las próximas semanas de formar gobierno. En caso contrario, se pone en juego lo conseguido.
Puigdemont ha ido madurando la idea de entregar el acta de diputado. Comín, en cambio, se resiste. Sólo podrán mantener un acta que es personal, aunque se logre a través de listas electorales cerradas elaboradas por los partidos políticos, si en las próximas horas y días se busca algún acuerdo con la CUP, debido a la “excepcionalidad del momento”, según fuentes independentistas.
El bloque independentista buscará cómo correr las listas, para no perder esa mayoría. Los exconsejeros en prisión han quedado suspendidos en el ejercicio de sus cargos. Pero sólo correrá la lista si dimiten de sus actas de diputados. Tras el pleno del jueves, ya lo hicieron Marta Rovira, Dolors Bassa y Carme Forcadell. Quedan Jordi Turull, Josep Rull y Raül Romeva, en prisión, además de Puigdemont y Comín.