Ocurrió el pasado 28 de febrero, Día de Andalucía, en el Pleno del Ayuntamiento de La Garriga (Barcelona). El concejal de Ciudadanos, Ángel Guillén, dirigió unas palabras de felicitación en castellano a la comunidad andaluza de este municipio, lo que suscitó la ira de la alcaldesa Meritxell Budó, de PdeCAT. La bronca no tiene desperdicio.

Según la primera edil, que Guillen utilizara el español “además de triste es preocupante. Con este saludo en castellano, lo que hace es segregar a estas personas andaluzas, ha menospreciado a este colectivo”.

Añade Budó --que además es vicepresidenta cuarta de la Diputación de Barcelona-- que “posiblemente aquellas personas que son muy mayores no hablen el catalán, posiblemente no lo haya hecho su lengua materna, porque no lo es y no podemos pretender que tengan una lengua materna que no es la suya. Pero probablemente entienden perfectamente el catalán”.

“Y no solo lo entienden –añade--, sino que han querido que sus hijos hablen y crezcan en catalán, porque han querido precisamente que sus hijos se integren en esta tierra como se han integrado. Y este es el éxito de la escuela catalana y es el éxito de la inmersión lingüística”.