Miquel Iceta (Barcelona, 1960) mantiene una gran prudencia. Los resultados del 21D no fueron buenos para el PSC. Su primer secretario considera que la polarización imposibilitó una apuesta por tender puentes, una oferta "para solucionar" el conflicto, al margen de ganar o perder más o menos votos. Iceta tiene ahora una obsesión: "Poner en marcha el reloj" para iniciar la legislatura, y pide al bloque independentista que no pierda más el tiempo y forme un nuevo Govern que permita la derogación del 155. Desde la nueva sede del PSC, en el barrio del Poblenou de Barcelona, Miquel Iceta insiste en que, aunque a corto plazo no se pueda solventar el llamado problema catalán, es necesario entrar en un proceso, por lo menos, de "diálogo". Pero que, por el camino, el independentismo ha conseguido lo contrario a lo que pretendía. En lugar de lograr la independencia, ha implantado "un retroceso en toda España", con la idea de que ahora en Cataluña "en lugar de buscar cómo avanzar en el autogobierno, el problema se centrará en cómo no retroceder".
—Pregunta. Usted en la campaña electoral puso sobre la mesa la posibilidad de indultar a los posibles condenados por el proceso soberanista. Los expertos en demoscopia consideran que pudo ser un error, y que eso perjudicó las expectativas del PSC. ¿Lo mantiene?
—Respuesta. Es una cuestión que surge en una entrevista radiofónica (RAC1), sobre una eventual amnistía. Lo que dije es que eso no era posible, pero sí indultos después de una sentencia, y siempre que lo pidieran los mismos perjudicados. El sistema de separación de poderes parte del acatamiento de las decisiones judiciales, pero también se debe tener en cuenta que la política pueda actuar, y siempre después de una sentencia, no antes.
La responsabilidad de mantener el 155 es de quienes pueden formar un gobierno y no lo hacen
—Pero perjudicó al PSC.
—No lo sé, pero llevo mucho tiempo en política, y ya no dejo que las encuestas dicten mis opiniones. Quiero encontrar soluciones, y en una guerra cuanto más radical seas más fervores puedes levantar, pero yo no pienso en eso, pienso en la paz, en una vía de solución.
—¿Qué alternativas puede presentar ahora el PSC?
—Estamos ejerciendo un papel que pretende aportar soluciones. Defendemos lo mismo, como partido de paz o de tregua: diálogo, negociación y pacto. Un terreno de encuentro para mejorar el autogobierno y la financiación, y con lealtad a un proyecto compartido con España. No he visto alternativas en otros lados. Siento decirlo. Los que quieren ganar, quieren ganar, pero los que quieren encontrar soluciones deben saber qué caminos se pueden recorrer.
Despacho de Miquel Iceta en la nueva sede del PSC, en el Poblenou de Barcelona / CG
—¿Qué puede hacer el PSC para que se inicie la legislatura?
—Vamos a tomar iniciativas para que se ponga en marcha cuanto antes. Sería lógico que quien tome la iniciativa sea la mayoría parlamentaria independentista, que es también mayoría de bloqueo para una alternativa. Eso hay que tenerlo en cuenta. Si hubiera alguna modificación, se podría ver otras cosas, otras posibilidades, pero los caminos deben seguir etapas sucesivas y la prioridad ahora es que el reloj empiece a correr, y es lo que le hemos pedido al presidente del Parlament, Roger Torrent. Es lógico que ahora con las comparecencias judiciales se esperen unos días, pero la responsabilidad es de ellos.
Estoy con Marta Pascal, hay que cumplir la legalidad, y al PDeCAT le pido que no renuncie a hacer política
—¿Con Carles Puigdemont hasta el final?
—Puigdemont es un candidato inviable. Y no es bueno para lo que hay que hacer en Cataluña a partir de ahora, incluso desde posiciones independentistas. Estoy de acuerdo con lo que sostiene la coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal. Debe garantizarse la legalidad. No se puede presidir la Generalitat desde Bruselas. El Tribunal Constitucional ha dejado claro que las investiduras telemáticas no son posibles, y que Puigdemont debe tener un mandato judicial para poder ser investido. Eso requiere un esfuerzo para reconocer la realidad. La anterior legislatura fue un desastre desde todos los puntos de vista, incluso personalmente para los independentistas, con causas judiciales abiertas. No creo que intenten una investidura si saben que luego será anulada.
—¿Tiene algún mensaje para el PDeCAT vista esa apuesta de Pascal? ¿Puede llegar a algún puerto esa defensa de la legalidad con algún movimiento en el PDeCAT?
—Lo que le digo al PDeCAT es que no renuncie a hacer política, y que diga lo que piensa, por eso me he quedado muy confortado con Marta Pascal, porque su enfoque es correcto. Todos debemos reconocer, sin embargo, que su partido sólo es una parte de Junts per Catalunya, y eso lo tienen que resolver ellos. Que sea el PDeCAT, que sea independentista, pero que admita la legalidad y la regla de la mayoría. No debe renunciar a su proyecto a largo plazo, pero sí aceptar el marco legal, que se puede cambiar con los mecanismos legales que están al alcance.
Iceta mantiene su reflexión sobre los indultos
—Usted defiende la formación de un gobierno, que cuenta con la mayoría independentista. Pero, ¿cree que será compatible la gestión en la Generalitat con un proceso judicial en marcha que puede afectar a decenas de dirigentes?
—Es compatible, pero está claro que supone una dificultad añadida. Hay que lidiar con ello. Cataluña tiene siete millones y medio de personas, y necesita una respuesta de la Administración, que gestione competencias y recursos. Se necesita un diálogo con las instituciones y con el Gobierno de España. Un gobierno independentista puede hacerlo si inicia el camino que dice Pascal. Podrá ejercer su función y ser útil a su país.
—¿Puede el PSC aguantar el 155 si el Gobierno decide mantenerlo?
—No es un problema de aguantar o no. Si hoy se sigue aplicando el 155 es porque los independentistas han bloqueado la legislatura. Si hoy tuviéramos un presidente o una presidenta, ya no habría 155. Llegan tarde. Necesitan ir rápido. El Gobierno de España no puede hacer dejación de sus funciones, y la duración del 155 es responsabilidad del gobierno de Cataluña. Si no hay un presidente o un nuevo gobierno, o éste no cumple la legalidad, se seguirá aplicando o se volverá a aplicar el 155.
Guste o no, lo que veo es que muchos juristas creen que el juez Llarena se ajusta a derecho
—¿El PSC se siente cómodo en esa situación?
—No se trata de una cuestión de comodidad o no. El PSC siempre estará al lado de la legalidad, y para que se restituya la legalidad. Dijimos: no a la DUI, no al 155: Elecciones, pero es que hubo DUI, y hasta que no se levante eso, hasta que no quede claro que no estamos construyendo una república, el 155 sigue vivo. La responsabilidad de que se mantenga el 155 es de quienes pueden elegir un nuevo gobierno, y no lo hacen.
—¿Entiende las decisiones judiciales en curso? ¿Las defiende?
—Nosotros siempre acatamos las resoluciones judiciales. Aceptamos la división de poderes. Eso no se puede poner en duda. Otra cosa es que algunas decisiones nos gusten más que otras. Y siempre hemos dicho que medidas de prisión preventiva nos parecen desproporcionadas en este caso. Y lo mantenemos. Pero esa decisión le corresponde al juez. Y, después de leer todo lo relacionado, lo que vemos es que muchos juristas, aunque nos parezcan duras sus palabras, lo que dicen es que la gestión del juez Llarena se ajusta a derecho. Está tomando las decisiones quien debe hacerlo, que es un juez.
—¿Ve la posibilidad real de nuevas elecciones?
—Ese riesgo siempre existe. En España sucedió, con las elecciones generales de 2016. Pero creo que sería un error enorme. Y prolongaría la duración del 155. Otra cosa es saber quién tomaría esa decisión, que debería ser el Gobierno de España. Y no sé si convocará de forma inmediata nuevas elecciones. El reloj debe ponerse en marcha. El acuerdo entre los letrados es que hasta que no haya una primera votación, no corre el reloj. Pero si se deben convocar nuevas elecciones, mejor que no se alargara en exceso. Y el reloj debería correr a finales de febrero. Si se mantiene la posición de proponer a Puigdemont, y no se puede hacer el pleno, el presidente Torrent debería decidir que no se está en condiciones e iniciar la cuenta atrás de dos meses. Si en ese plazo no hay otro candidato, se convocarían nuevas elecciones.
La responsabilidad de los independentistas sobre el 155
—¿Puede haber alguna oferta del Gobierno?
—Cuanto antes llegara esa oferta, mejor, pero el problema no es la oferta, sino a quién se le traslada. No hay interlocutor. Lo que implica abrir una nueva legislatura. Espero que los dos gobiernos, después, puedan dialogar, pero también hay que ser consciente de que no puede haber propuestas inmediatas sobre la mesa. Después de un conflicto tan grave es impensable encontrar soluciones a corto plazo. Pero sí el desbloqueo, para iniciar el diálogo.
—¿No se desbaratan todos los planes socialistas con el retraso de la comisión para la reforma de la Constitución, que lo lleva todo a 2019?
—No hay que renunciar al funcionamiento de esa comisión. Merece la pena que se vayan conociendo todos los proyectos de reforma constitucional. Es necesario que se produzca, que se siga trabajando, que se encarguen trabajos y que no quede cegada la vía de la reforma constitucional, que debe ser una de las soluciones.
—¿La batalla entre el PP y Ciudadanos lo complica todo más?
—Lo que puede empeorarlo todo es la mayor cercanía de elecciones. Si se ponen en modo campaña todo es más complicado, porque se inicia la carrera. Pero las elecciones no deberían llegar hasta finales del año que viene. Y la señal de que se hable de todas estas cuestiones es necesario. La estructura territorial está claro que no funciona. No dejaría al ralentí los trabajos de esta comisión. Sigamos adelante con ello.
—En toda esta tesitura, ¿qué pasa con Pedro Sánchez?
—Él trabajó intensamente por esa comisión. Pero está claro que el bloqueo de la política catalana ha bloqueado también la política española. El diálogo político necesita interlocutores, y en Cataluña no los tenemos. Se pueden enquistar los problemas si no se abre la legislatura de una vez en Cataluña.
La decepción de Ciudadanos por su papel en Cataluña
—¿Qué puede ocurrir ahora en España? ¿Cómo influye el proceso catalán?
—El independentismo ha provocado un retroceso en toda España. Sin duda. El independentismo debe reflexionar. Ha levantado en Cataluña dos mitades, dos bloques, gente que ha lanzado un ¡basta! enorme, que puede poner en riesgo consensos alcanzados durante mucho tiempo, y en el resto de España, los nacionalismos tienen ese efecto, provocar un nacionalismo contrario. En Cataluña, internamente, ese efecto se ha producido. Y en España también. Lo que aparece es un "Usted no va a decidir sin mí, y le diré qué España quiero". Raimon Obiols tiene una frase y es que dice que hay que felicitar a los independentistas por la cantidad de banderas españolas que han levantado aquí, en Cataluña. Se ha apretado el acelerador y ahora corremos el riesgo de dar marcha atrás. El problema ahora será no cómo avanzar en el autogobierno, sino cómo no retroceder. Y que consensos, como sobre la escuela y lengua, se están resquebrajando. Se trata de un retroceso del catalanismo. Los que han apostado por la independencia, han visto que se ha levantado una corriente contra el catalanismo, y eso es muy malo para Cataluña, porque se volverá a necesitar consensos básicos sobre cosas que ya se tenían.
El problema ahora será no cómo avanzar en el autogobierno, sino cómo no retroceder
—¿Es recuperable el catalanismo?
—Puede ser, pero de otra forma. Quizá el error es haber pensado que los consensos se tenían para siempre, y lo que toca es revitalizarlos, renovarlos. La situación de la sociedad es dinámica, y siempre debe haber una evaluación de la situación. Desde el catalanismo no se ha tomado en cuenta esa necesidad de renovar esos consensos. El pánico es que Cataluña quede dividida en bloques que no se hablan, que no se entienden, y que no se soportan. Vamos a intentar evitarlo.
—¿Ve en Ciudadanos una solución para el conjunto de España?
—No veo una solución por parte de Ciudadanos, aunque eso lo deberán decir los votantes. Ciudadanos ha sido más la expresión de la negación de un proyecto que la afirmación de uno alternativo, ni en el conjunto de España ni en Cataluña. Aquí ha ganado las elecciones y quién lo diría, porque no se sabe nada de ellos desde el día de las elecciones. Un partido que ha ganado toma la iniciativa, pero me parece que han ganado más para impulsar la candidatura de Albert Rivera en España que para otra cosa. Me parece bien, no diré nada sobre sus decisiones. Pero estamos decepcionados, porque de qué sirven 36 diputados si no se ponen en juego. Y no digo que Inés Arrimadas se presente en la investidura, pero podría hacer otras cosas. Y a nivel español, creo que Ciudadanos ni será una opción mayoritaria ni operativa. España es más plural que el proyecto que Ciudadanos defiende.
Estamos decepcionados con Ciudadanos, ¿de qué sirve ganar las elecciones y tener 36 diputados?
—Pero Ciudadanos llegó a un acuerdo con el PSOE con la investidura de Pedro Sánchez.
—Ese acuerdo existió, sí. Se firmó. Pero lo que el PSOE quiere es presentar una alternativa con las menos hipotecas posibles. Y Ciudadanos está apoyando al PP, a pesar de las discrepancias que están mostrando. Para la aprobación de los presupuestos, para otras medidas. Ahora está en horas bajas, porque el PP se ha mostrado sorprendido por la victoria en Cataluña. Pero sostiene al PP.
—¿Es Ciudadanos ahora diferente al partido que pactó con el PSOE?
—Hicieron un cambio de orientación al apoyar al PP con el pretexto de que se iniciarían reformas, porque eran los adalides contra la corrupción, y aseguraban que llevarían al PP a combatir esa corrupción. Pero el apoyo de Ciudadanos al PP se ha convertido en un verdadero fracaso.
La sala de la ejecutiva del PSC, en la nueva sede del partido / CG