“Los clientes no entendían lo que estaba ocurriendo, alguno se marchó pensando que se trataba de un ataque terrorista”. Con estas palabras se manifestó, en su declaración como testigo ante la Policía Nacional, el propietario del restaurante del Moll Vell de Palma (Mallorca) en el que varios miembros de la organización juvenil Arran irrumpieron el 22 de julio del pasado año para protestar contra la masificación turística.
El sumario de las diligencias recientemente abiertas contra doce de los presuntos participantes, al que ha tenido Crónica Global, especifica que la actuación estaba enmarcada en una campaña impulsada por Esquerra Independentista de Mallorca por parte de los cachorros de la CUP y la entidad Endavant bajo el lema "¡El turismo nos explota! Mallorca necesita soberanías, derechos y autodeterminación". Su objetivo: reclamar “un proceso de autodeterminación que rompa con la arquitectura institucional de los estados español y francés, y la Unión Europea”.
Pegada de carteles en empresas turísticas
A través de varios perfiles de Facebook y Twitter, los militantes de ambas organizaciones difundieron durante varias semanas diversas acciones de protesta entre las que no sólo se incluía el asalto al restaurante de la zona portuaria, sino también la pegada de carteles en la sede de la empresa Barceló Viajes y de la de la Consejería de Turismo en contra de la gestión turística actual; la colocación de pegatinas en vehículos de alquiler que rezaban “este turismo sobra”.
En lo que se refiere a su actuación en el restaurante, el dueño del mismo recuerda cómo, sobre las 20.30 horas, un grupo de unos cuarenta jóvenes comenzó a concentrarse en el exterior del local “con camisetas de color lila”, desplegando pancartas y encendiendo bengalas y botes de humo. “La situación duró unos diez minutos, durante los cuales alguno de los chicos se introdujo en el local y lanzó confetis a los clientes, que no entendían lo que estaba ocurriendo”, relató ante la Policía.
Botes de humo y bengalas
También presenció los hechos un patrón que en esos momentos se encontraba en uno de los barcos amarrados en el muelle. Según su versión, “unos diez o veinte jóvenes” se colocaron frente a la terraza del restaurante, tras lo cual encendieron “tres o cuatro botes de humo y dos o tres bengalas”. En un momento dado, narró, uno de los botes cayó al pantalán flotante de la marina, lo que condujo a uno de sus marineros a saltar del barco para evitar que se quemara.
Otro de los testigos que se encontraba en el lugar manifestó creer que uno de los botes fue lanzado a la terraza del local, lo que produjo “gran cantidad de humo que entraba en el restaurante, haciendo que fuera difícil respirar, lo que causó alarma y molestias entre los clientes y los marineros de las embarcaciones que se encontraban allí amarradas, ya que nadie sabía lo que pasaba”.
En el informe incluido en el sumario, la Policía define Arran --conocidos anteriormente como Maulets-- como un colectivo “con base ideológica de corte independentista procatalanista, socialista y feminista, y en ocasiones de apoyo a colectivos antisistema”.
Por la "unificación de los Países Catalanes"
De acuerdo al atestado, la plataforma dispone de una organización con base asamblearia, si bien sus dirigentes, en el ámbito local, tienen “una gran capacidad de decisión en la elección del tipo de actuaciones a llevar a cabo, dentro de cada campaña”, dado que la problemática del momento es distinta en función de la localidad en la que se encuentran pero siempre con el objetivo prioritario de trabajar por “la unificación e independencia de lo que llaman Países Catalanes”.
Desde su creación, sus acciones han ido dirigidas principalmente a partidos políticos, organizaciones civiles, instituciones públicas y empresas privadas, sobre todo, aseveran los investigadores, mediante pintadas reivindicativas o “amenazantes”, comisión de “daños” en intereses públicos o privados, desórdenes públicos, atentados a los agentes de la autoridad, contra el sentimiento religioso o delitos contra la Corona.