El magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena acorraló al expresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y diputado de Junts per Catalunya Jordi Sànchez durante la declaración de casi tres horas que éste prestó el pasado 11 de enero como investigado en la causa del procés.
Según se desprende de los audios de la declaración, el juez intervino en el interrogatorio citándole las arengas que el propio Sànchez profirió a los concentrados frente la Consejería de Economía el pasado 20 de septiembre, después de que éste negara reiteradamente que la protesta hubiera tenido un carácter mayoritariamente violento o persiguieran impedir los registros judiciales que allí se desarrollaban.
"Que no se vaya nadie"
A preguntas de la Fiscalía, Sánchez recalcó una y otra vez que las previsiones de la ANC cuando realizaron la convocatoria fueron "ingenuas" --se esperaba que acudieran unas 2.000 personas y lo hicieron más de 40.000--, si bien salvo por daños sufridos por vehículos de la Guardia Civil y por grupos minoritarios "no había sensación de violencia" sino de protesta incluso festiva, pues incluso tocaron varios grupos musicales. Añadió que "en ningún caso se buscaba sedición ni rebeldía".
Cuando la declaración sobre este asunto se acercaba a los cincuenta minutos de duración Llarena interrumpió el interrogatorio del fiscal para recordar a Sánchez que obran en el procedimiento varios vídeos en los que puede verse cómo a lo largo de esa jornada él se dirigió a la multitud en los siguientes términos: "Delante de ésto, ni Rajoy ni el Estado Español ni el Constitucional nos podrán parar", "que no se vaya nadie, tenemos una noche larga" o "he venido aquí porque tenemos un objetivo, que es el 1 de octubre". Llarena le pregunta si no cree que dichos mandamientos van dirigidos a impedir las actuaciones de los jueces y del propio Tribunal Constitucional, a lo que Sánchez contesta insistiendo en que son expresiones del tipo que se usan cuando uno se dirige a una multitud y que su intención no era amedrentar.
Una estatua, no el TSJC
El juez también se interesó por el hecho de que Sànchez anunciara en ese mismo momento una concentración al día siguiente en el Arco del Triunfo, a lo que este contestó que se optó por dicha movilización dado que la gente concentrada frente a la consejería no quería marcharse. "Si hubiéramos querido impedir la actuación judicial hubiéramos hecho una ocupación de las dependencias, era una manifestación para protestar y en su mayor parte pacífica", insistió Sánchez en dicho momento.
Advertido por Llarena en que la concentración anunciada para el 21 de septiembre se realizaba frente al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJ), Sánchez respondió que no la razón del lugar elegido no era esa, sino la presencia en dicha plaza de la estatua de Lluís Companys.
"En Cataluña, la noche se acaba a las doce"
Seguidamente el fiscal se interesa de nuevo por la intención de la frase de "que nadie se vaya a casa, será una noche larga e intensa", a lo que Sánchez responde que "en Cataluña la noche se acaba a las doce de la noche" después de le llama de otra manera, y que esa era la hora en la que estaba previsto desconvocar la movilización.
"Fuimos ingenuos, hubo comportamientos ilícitos pero de ahí no se puede desprender que queramos [...] crear un caos para hacer caer a las instituciones del Estado", insiste, para reconocer poco después que él y el presidente de Ómnium Cultural, Jordi Cuixart, acabaron subiéndose a uno de los vehículos cuatro por cuatro de la Guardia Civil que quedaron destrozados, si bien porque era el único lugar que permitía que la gente les viera para pedirles que la protesta finalizara.
"Resistencia no violenta con conducta firme"
En otro momento de la declaración, y ante la insistencia del fiscal sobre si era consciente del carácter violento de la protesta, Sánchez reconoce haber realizado una llamada al que fuera mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, ya sobre las diez de la noche, porque se produjo "un momento de tensión" cuando los agentes intentaron acceder al grueso de la manifestación y algunos manifestantes se opusieron formando una barrera.
"¿Eso no lo considera usted violento?", insiste el fiscal, a lo que Sánchez responde que se trató "de un acto de resistencia no violenta pero que tiene una conducta firme", y que tras lo ocurrido deciden desconvocar la protesta, que estaba previsto que finalizara a las doce de la noche.
"Jordi, tenemos un problema"
Otro de los momentos de tensión según Sánchez fue cuando él comunicó al teniente de la Guardia Civil presente en el lugar que entre los daños a los vehículos policiales se contaba la rotura de un cristal y éste le contesto: "Jordi, tenemos un problema, en el vehículo hay armas". A partir de ahí, el agente sugirió retirar en dicho momento los cuatro por cuatro dañados, pero Sánchez le señaló que no se veía "capacitado" para facilitarlo dada la gran cantidad de gente en el lugar, si bien insistió ante el juez que quienes se subían a los coches, más que manifestantes, eran periodistas y reporteros gráficos.
Además, negó haber conocido hasta el día siguiente que la secretaria judicial tuvo que salir de madrugada por los tejados, camuflada entre el público que salía de un teatro cercano. Nadie, según él, ni de la comisión judicial ni de la Guardia Civil le advirtió de que los integrantes de dicha comisión pretendían salir de la consejería y no podían debido a la protesta.