Un salto hacia adelante que rompe todos los esquemas y que puede conducir a una situación de grave violencia en Cataluña.
Crónica Global recibió en la madrugada de este jueves el ataque de la izquierda radical, con una acción vandálica firmada por Arran, una de las ramas juveniles de la CUP. Los actos se suceden. Es el cuarto en pocos meses. El medio digital es el primer sujeto público de un fenómeno que los dirigentes políticos catalanes no se atreven a diagnosticar ni a condenar, pero que tiene un claro componente de kale borroka, persistente, que se ha repetido contra partidos políticos constitucionalistas, y contra entidades que no defienden la independencia y que han buscado vías de entendimiento.
La acción de Arran, con martillazos que provocaron serios boquetes en los cristales de las instalaciones de Crónica Global, fue condenada por los partidos constitucionalistas, con muestras de solidaridad por parte del PSC, Ciudadanos y del PP. También ofrecieron su apoyo, con muestras de solidaridad, la Cambra de Comerç y Foment del Treball. Pero no sucedió lo mismo por parte de los partidos independentistas, ni tampoco por parte de las entidades soberanistas, aunque desde la dirección de Esquerra se produjeron mensajes de apoyo al medio de forma personal. Sin embargo, ERC no hizo ningún llamamiento público, y tampoco el PDeCAT. Silencio. También de los medios públicos.
Sí condenó el acto de violencia el Grup de Periodistes Pi i Margall, asegurando que se trata de un ataque que pretende "amedrentar" a los periodistas que trabajan por "la libertad y la democracia en Cataluña".
Inspirados en el País Vasco
La kale borroka de Arran, y de otros grupos relacionados con la CUP, sigue impune, con un fenómeno totalmente nuevo en la política catalana desde el inicio del proceso soberanista. Y es que tanto el PDeCAT como Esquerra Republicana han negociado y pactado con los antisistema sin ningún problema, a pesar de esos ataques a medios de comunicación, partidos y entidades, lo que supone una violación frontal contra la libertad de expresión y contra la democracia, que, paradójicamente, dicen defender la CUP y la propia organización Arran.
La rama juvenil pintó en la fachada de Crónica Gobal una supuesta defensa de la democracia: “Il·luminem la foscor, ofeguem el feixisme” (iluminemos la oscuridad, ahoguemos el fascismo), junto a boquetes logrados con martillos, como muestran las propias imágenes que recogieron las cámaras de seguridad del medio de comunicación.
Es decir, los partidos que han formado parte del sistema, dentro del proyecto nacionalista, han incorporado sin rubor a la CUP, que ampara y apoya acciones violentas con una clara inspiración en las acciones de la izquierda abertzale en el País Vasco.
Los ataques de kale borroka se han sucedido contra distintas sedes de Ciudadanos, contra la nueva sede del PSC en el Poble Nou, contra el PP y contra entidades como Empresaris de Catalunya. También se produjeron actos claramente inspirados en el movimiento que tuvo una gran incidencia en el País Vasco contra los autobuses turísticos en Barcelona, el pasado verano.
Las 'gracias' de Quim Arrufat
¿Hay algún tipo de reacción desde la Administración catalana y por parte de los dirigentes políticos independentistas? Apenas nada. Las acciones de Arran o de otros colectivos de la izquierda radical independentista salen gratis, y han comenzado a erosionar el sistema democrático en Cataluña. Tampoco la llamada sociedad civil se manifiesta, conducida por el nacionalismo durante décadas.
En el caso de Crónica Global se trata del cuarto ataque. Mientras las muestras de solidaridad de personalidades y de partidos y entidades constitucionalistas se sucedían, uno de los dirigentes con más ascendencia en la CUP, Quim Arrufat, se permitía el lujo de criticar a los Mossos d’Esquadra por una información en la que se señalaba que los agentes prohíben a los CDR (comités de defensa de la república) de Tarragona protestas en grupos de más de 19 personas.
“No hace gracia, no es ningún chiste. Es franquismo. Su esencia más ridícula, sí, pero franquismo”, aseguraba en su cuenta de Twitter. Pero ni un solo mensaje de condena al acto vandálico firmado por Arran. En cambio, la propia organización, Arran, difundió un comunicado en su cuenta de Twitter reivindicando el acto, y asegurando que actuará en "contra del fascismo".
El interés de Arrufat por los CDR es sintomático. El politólogo Gabriel Colomé asegura que esos comités lo que pretenden es señalar por todo el territorio a los que no defienden las tesis independentistas y de izquierda radical de la CUP, y que, por ello, graban sus acciones, como ha ocurrido en el caso de la acción violenta contra Crónica Global.
Acciones violentas y el silencio cómplice
Ese silencio del mundo nacionalista, de los medios públicos, ha comenzado a ser moneda corriente, con lo que se achica la democracia en Cataluña, aunque se insista en que sólo son actos esporádicos.
La voluntad de una parte de la sociedad catalana de llevar adelante un proyecto rupturista, sin tener mayorías sociales para poderlo hacer, violentando la ley, puede provocar un efecto que ya tiene claros síntomas: una violencia de baja intensidad, por ahora, que puede ir a más en función de la frustración de sectores que han estado muy movilizados durante el proceso soberanista.
Colomé alerta sobre ese peligro: “Es de manual, la frustración provoca irritación, primero, y violencia después, y todo eso está pasando en Cataluña, con una cuestión añadida y es el silencio de todos aquellos que no condenan ni mueven nada para pararlo”.
Hoy es un acto contra una sede de un medio de comunicación. Mañana…