Parecía que esta vez sí, que por fin la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, iba a ser capaz de aprobar unos presupuestos para la ciudad en un pleno municipal, sin tener que tirar de cuestión de confianza, como ha hecho siempre desde que inició su mandato, en mayo de 2015.
Pero no. La pieza clave para la aprobación de los presupuestos para 2018 en Barcelona se ha negado a unirse al carro de los comunes. Jaume Collboni ha anunciado este jueves que no apoyará las cuentas que propone la alcaldesa, provocando cierta sorpresa en el ayuntamiento, ya que el primer borrador se elaboró con los socialistas en el gobierno municipal.
Consecuencia de la ruptura
Collboni ha justificado su decisión por una “doble claudicación de Colau”. Lo que significa que el preacuerdo entre el PDeCAT de Xavier Trias y la alcaldesa conlleva una renuncia a proyectos emblemáticos para la ciudad como la conexión del tranvía y la tarificación social de las guarderías, además de que implican el aumento del transporte, entre otros aspectos que el PSC considera intolerables.
Como también, y sobre todo, significa un pacto de gobierno hacia el independentismo. Algo ante lo que los socialistas son inflexibles: no lo apoyarán. “Bosch y Trias ofrecieron en noviembre su apoyo a Colau si rompía el gobierno. Colau rompió su gobierno y aquí vemos las consecuencias de su ruptura”, ha dicho el dirigente socialista en el Ayuntamiento de Barcelona.
Socialistas despechados
A esta premisa se ha acogido ERC para lanzar un dardo contra los socialistas, a los que considera despechados por haber sido expulsados del ejecutivo municipal. “Se han vuelto a desacreditar como partido de ciudad y de gobierno”, ha dicho Alfred Bosch, líder republicano en el consistorio barcelonés.
Pero también ha atacado a Colau, a quien tiende la mano con su abstención para que saque adelante los presupuestos. “Nos acabará llevando a la parálisis de la ciudad”, dice sobre la dirigente de Barcelona en Comú, pese a que la capital catalana permanece paralizada precisamente porque la alcaldesa se solidarizó con la situación política excepcional que vivía Cataluña desde el 20 de septiembre y suspendió varios plenos y comisiones.
Más críticas a Colau
El exalcalde convergente Xavier Trias también ha criticado la incapacidad del gobierno de los comunes para llegar a acuerdos globales a favor de la ciudad. Sin embargo, él mismo presentó hace apenas una semana una gran lista de puntos en común a los que Barcelona en Comú cedió para ganarse la abstención del PDeCAT. Y la consiguió.
Colau tiene, a horas de la celebración del pleno, solo once votos (sus propios concejales) a favor; 14 abstenciones (ERC y PDeCAT), y 15 noes (PP, PSC, Cs y la CUP). Queda por saber qué hará el concejal no adscrito, Gerard Ardanuy, que no será determinante porque únicamente cuenta con un voto.
Volver al bucle
Todo apunta a que la ciudad de Barcelona volverá a vivir la misma situación de hace justo un año: Colau recurrirá a la cuestión de confianza y la oposición tendrá un mes de margen para buscar una alternativa con la que planear un jaque al gobierno municipal.
Probablemente no habrá acuerdo entre los grupos de la oposición y la alcaldesa volverá a salirse con la suya. Se aprobarán sus números sin modificación alguna y de poco habrán servido los cambios de cromos entre partidos de la oposición y gobierno municipal.