Cosmopolita, Barcelona metropolitana, una Cataluña como una gran ciudad en red, inclusión social, sostenibilidad, eficiencia, equilibrio entre diversidad y especialización… Son conceptos y expresiones del progresismo maragallista, que Ada Colau quiere aprovechar. La alcaldesa de Barcelona utiliza a antiguos maragallistas para elaborar un programa electoral de gran aliento, que pueda concitar la colaboración de las izquierdas y que pueda incluir a Esquerra Republicana, que ha abrazado también en los últimos años el maragallismo. En todo ese proyecto, la figura clave es Colau, pero también Ernest Maragall y el equipo que dirige la Fundació Catalunya Europa.
A esa fundación, Colau le ha encargado un programa amplio, denominado BCN’42, que se ha dividido en diversos ámbitos como Gobernanza e innovación democrática; Sostenibilidad y resiliencia urbana; Innovación económica e Innovación social y urbana. El objetivo es preparar la ciudad para los próximos 25 años --25 años después de los Juegos Olímpicos-- con la mirada puesta en 2042, pero con ideas y proyectos para gestionar la ciudad en el próximo mandato. El trabajo contiene una serie de reflexiones sobre todos los sectores, incidiendo en aspectos en los que la alcaldesa tiene un especial interés como el turismo o la necesidad de mantener el espíritu industrial de la ciudad.
Colau es consciente de que deberá acelerar en los próximos meses si desea conservar la alcaldía. Y considera que los comuns y Esquerra Republicana están llamados a colaborar desde la recuperación de toda la gestión y del ideario del maragallismo. El PSC también está ahí, pero Colau entiende que, pese a la coloración que ella misma truncó con el socialista Jaume Collboni, necesitará más apoyos para poder gobernar, y éstos sólo pueden llegar desde ERC.
Vídeo 'Reflexions sobre BCN'42'
De hecho, esa era la idea de Esquerra para poder gobernar la Generalitat en los próximos años, con una colaboración estrecha con los comunes, un horizonte que se vio superado por la irrupción –con mucha más fuerza de la esperada— de Carles Puigdemont al frente de Junts per Catalunya.
La Fundació Catalunya Europa tiene como patrón fundador a Pasqual Maragall, y como presidente a Ernest Maragall. En el comité ejecutivo figuran personalidades como Gemma Sendra, que pertenece a ese mundo maragallista, especializada en la gestión y que ERC fichó en las elecciones municipales como número seis de la lista. Fue secretaria general del Departamento de Cultura en el gobierno tripartito, y gerente de la Fundación y del Consorcio del Gran Teatre del Liceu, y del Macba.
Directrices prácticas
También figura Jordi Angusto, un economista que ha colaborado con Ernest Maragall en su etapa de eurodiputado. Y ejerce de director ejecutivo el abogado Max Vives-Fierro. En el consejo académico participan Germà Bel, Josep Maria Bricall, Antoni Castells y Ferran Requejo, entre otros nombres como Borja de Riquer y Josep Maria Vallès.
Todo ese entorno maragallista ha recibido el encargo de Colau para redefinir el proyecto de Barcelona para los próximos años, consciente la alcaldesa de que es el mismo caladero en el que quiere pescar Esquerra Republicana, que necesita referentes para dar un salto y aspirar a gobernar la capital catalana, o, por lo menos, a cogobernar la ciudad. En eso están Colau y los comuns y la dirección de ERC.
En los grupos de trabajo, como han explicado fuentes conocedoras del proyecto, se busca una síntesis que pueda servir para aplicar directrices prácticas de cara a la gobernabilidad. Los relatores de los cuatro equipos de trabajo son Antoni Gutiérrez-Rubí (Gobernanza); Frederic Ximeno, biólogo y técnico urbanista (Sostenibilidad); Jordi Angusto, economista (Innovación económica), y Maria Buhigas, arquitecta y urbanista (Innovación social).
Reordenar el turismo
En el documento que relata el conjunto de propuestas se señala, en el capítulo sobre el modelo económico, que el turismo es una actividad global "que responde a una cultura global, difícil de frenar en un país abierto y sin fronteras de movilidad". Pero la marca de Barcelona asociada al "ocio permanente" no ayuda a "consolidar un turismo de calidad". Para ello, y asumiendo que esa ha sido una de las señas de identidad del gobierno de Colau, se pide "un mayor control de la publicidad que los diferentes operadores realizan para vender la imagen de la ciudad, y crear y promover nuevas áreas de centralidad metropolitanas".
Colau se ha puesto las pilas. Pide relanzar la marca Barcelona, asociada al MWC, el congreso de los móviles, y ha pedido ideas y contenidos. Y el maragallismo responde, desde una Fundación que se ha perfilado en los últimos años como un refugio intelectual para los que dejaron de lado al PSC.