El expresidente del Gobierno Felipe González ha reconocido este martes que tiene "dificultad" para ver la comisión de un delito de rebelión por parte de los dirigentes independentistas que diseñaron y pusieron en marcha la hoja de ruta del procés, entre ellos el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, huido en Bélgica, y el vicepresidente Oriol Junqueras, en prisión preventiva.
Así como cree que se dan todas las condiciones para ser condenados por un delito de sedición y de malversación de caudales públicos, González ha afirmado en una entrevista en la cadena Ser que "la rebelión es un delito difícilmente probable".
Tomar la iniciativa
González, que advirtió en 2012 al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de que debía tomar la "iniciativa política" en Cataluña, asegura que él habría sido partidario de aplicar el artículo 155 de la Constitución para parar la consulta soberanista de Cataluña del 9 de noviembre de 2014. Eso sí, ha dicho, en una versión "más restrictiva" que la que está vigente en la actualidad. En su opinión, entonces quizá hubiera bastado con suspender en sus funciones al entonces president de la Generalitat, Artur Mas.
González se ha mostrado claramente a favor de una reforma constitucional que incluya la modificación del título VIII sobre la organización territorial..
A la espera de Sánchez
No ha querido hablar de su partido, el PSOE. Sí ha revelado que ha hablado "alguna vez" con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, porque éste le ha llamado. Que no ha conversado con el secretario general socialista, Pedro Sánchez, pero que está dispuesto a hacerlo si le llama e incluso confía en que esa conversación se va a producir. Con el que no habla desde hace unos tres años y medio es con el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy.
Convencido de que Rajoy "no sabe qué quiere hacer con España" y de que por eso "no estamos presentes ni en Europa ni en América Latina, ni se nos ve ni se nos espera," --al contrario de lo que, a su juicio, está consiguiendo Portugal--, ha advertido: "Que nada se mueva es la peor de las desgracias en un país que necesita reformas y estar presentes en los desafíos europeos”.