A la desesperada y con un cierto sentimiento de resignación. La dirección del PDeCAT, dirigentes del partido y hombres de confianza de Artur Mas, intentan frenar el proyecto de Carles Puigdemont para ser elegido presidente de la Generalitat. Ante la idea de una investidura telemática, desde Bruselas, forzando una interpretación del reglamento del Parlament, que el Gobierno central impugnaría a los pocos minutos, lo que se reclama es retener el Govern: hacer efectiva la mayoría absoluta del bloque independentista.
En esa tesitura se han situado Lluís Corominas y Ferran Mascarell –uno de los ideólogos del proceso soberanista— con la idea de que presentar toda la discusión con la dualidad "Puigdemont o elecciones" no tiene ningún sentido. No es, precisamente, la visión de Puigdemont ni la de su núcleo más cercano, que insiste en el argumento de que las elecciones se plantearon con un propósito: restituir el Govern de Puigdemont, y que el objetivo es plantar cara al Gobierno de Mariano Rajoy.
Puigdemont cuenta con el apoyo de un reducido grupo que considera que el PDeCAT ha quedado totalmente superado y que debe estar a expensas de la lista de Junts per Catalunya. En ese núcleo figuran Eduard Pujol, exdirector de RAC1; Elsa Artadi; Jaume Clotet, y Agustí Colomines, quien ha querido dejar claro que Artur Mas “no ha entendido el cambio histórico que se está produciendo”.
Primero el país o el partido
Pero ese camino conduce a un callejón sin salida. Es Artur Mas quien ha trasladado el mensaje a Puigdemont, al considerar que lo primero es “el país”, aunque también podría decir que lo primero es el partido, y es que con el Govern en manos del bloque independentista el PDeCAT tendrá, de nuevo, enormes resortes de poder. Esa es la paradoja, porque quien ha posibilitado que el PDeCAT pueda tener vida ha sido el propio Puigdemont con su campaña tan personal.
También empuja con fuerza, en la línea de Mas, el exconsejero de Economía Andreu Mas-Colell, que defiende un gobierno “técnico” que aproveche los cuatro años de legislatura. Es decir, que no se centre, únicamente, en la cuestión soberanista, sino que gestione y busque una negociación con el Gobierno español.
Mas-Colell ha hecho llegar su mensaje al propio Puigdemont, con el que compartiría un campo de juego común. Puigdemont busca ser investido, pero, consciente de que no podrá gobernar desde Bruselas, piensa en Elsa Artadi como coordinadora del Govern desde Barcelona, una economista, precisamente, que ha promocionado el propio Mas-Colell, y que fue directora de Tributos en su etapa de consejero de Economía.
Sustituir a Puigdemont ante el peligro de mantener el 155
Esos son los dirigentes más activos en el PDeCAT. Hay otros responsables, diputados y cuadros del Govern, que muestran una cierta resignación. No saben cómo parar a Puigdemont, cómo buscar una alternativa que cuente con la complicidad también de Esquerra Republicana. Porque el problema en los próximos días, cuando se solvente la composición de la Mesa del Parlament --el miércoles 17 de enero—, es buscar un candidato que pudiera sustituir a Puigdemont. No servirá, como tenía previsto ERC, la figura de Oriol Junqueras, que sigue en prisión. ¿Y debe ser estrictamente del PDeCAT o puede ser republicano?
Algunos referentes de ese entorno político, como el periodista y escritor Francesc Marc Álvaro –escuchado atentamente por la militancia de la ex-Convergència—, piden que se “sacrifiquen” algunas piezas. Lo que plantea Álvaro es similar a la idea de Mas-Colell: mantener el Govern y reagrupar fuerzas, o forzar otras elecciones y dejar que Cataluña se siga gobernando con el 155 de la Constitución.
Ante toda esa situación, aflora un debate también estrictamente partidista. El PDeCAT, con Puigdemont o con otro candidato, seguirá en el poder, aupado por la lista de Junts per Catalunya, con unos resultados que han sido superiores a los de Esquerra Republicana, cuando había corrido el peligro de desfallecer, de hundirse bajo la batuta de Oriol Junqueras. Y eso no ha sucedido. Por eso, y ante el temor de la incertidumbre que generaría unas nuevas elecciones, un sector importante del PDeCAT y los hombres de Mas piden ya a Puigdemont un paso al lado y que permita tomar el mando de la Generalitat, algo que, en estos momentos, no parece posible.