La cúpula de UGT de Cataluña ha iniciado el año con un encuentro con la prensa en el que ha sacado la bandera independentista. El secretario general de la organización, Camil Ros, ha exigido en su intervención que en “Cataluña se puedan hacer políticas”. Una reclamación que se dirige contra la aplicación del artículo 155, el culpable según su relato de que se frenara el desarrollo de la renta garantizada de ciudadanía (RGC) y el Pacto Nacional por la Industria, dos pilares del desarrollo económico-social territorial que se han impulsado en la última legislatura.
“La actividad ordinaria se mantuvo hasta finales de octubre”, asegura el líder sindical, una afirmación que no es compartida por todos los dirigentes de la organización, especialmente en lo que concierne al acuerdo sobre política industrial.
Constitución de un nuevo Gobierno
Para el secretario general de la UGT de Cataluña, el artículo 155 es “lo que ha llevado al freno de las políticas de la Generalitat, que ha tenido que pedir permiso hasta para comprar bolis”. Por ello considera “imprescindible la constitución de un nuevo Gobierno” en Cataluña.
“Se han ido los piolines, ahora se deben ir los demás”, añade a renglón seguido. Además de manifestar que la “política catalana no la puede dictar el Tribunal Supremo”. Recuerda que en un escenario de normalidad institucional, ahora se debería terminar la negociación de los “presupuestos sociales que necesitamos”.
Resultados electorales
En cuanto al 21D, considera que los “resultados electorales son muy tozudos” en porcentajes. “Ha subido la participación y ha salido la misma composición plural [del Parlament]”, añade, en un momento en el que los nacionalismos han desplazado el voto del eje izquierda-derecha.
“La realidad catalana es la que tenemos y se debe hacer frente de forma real”, hecho que implica que “la gente que está en la prisión y en Bruselas debe regresar” y “entrar en el camino del diálogo y la negociación”.
Sin fractura social
Asegura que los “dos gobiernos deben hablar”, sea de forma oficial u oficiosa, “sin ningún tipo de condición”. Y algo parecido debe ocurrir a nivel social. Ros niega que exista una fractura por una cuestión política que considera que siempre ha estado presente.
“Es evidente que el debate político se ha tensionado”, indica, “pero la sociedad catalana es plural y debe hacer frente al futuro”. Igual que el sindicato. A pesar de la politización de su discurso, argumenta que UGT es una de las “organizaciones más plurales de la sociedad catalana” que ha salido reforzada de los debates internos a los que ha hecho frente.
Impacto económico del ‘procés’
Aplaude la “movilización de la gente, de una parte y de la otra” que ha tenido lugar en el último trimestre del año. Ros argumenta que con esta vía y con la votación es la fórmula de “encontrar los elementos de suma que deben resolver” los problemas políticos.
En el ámbito de la economía, minimiza las consecuencias del procés. “El impacto macroeconómico no es tanto como dicen”, indica, porque la ciudadanía ha desarrollado su día a día con total normalidad. Reconoce que “se han contenido algunas decisiones”, pero también espera que esto cese con el inicio del ejercicio. En cuanto a la fuga de empresas, explica que como no se han trasladado unidades productivas el impacto es menor.
Apear a Rajoy del Gobierno
Ros considera que “tenemos un problema de democracia en el Estado”. Carga contra el PP y espera que “no se vuelva más facha con la victoria de Ciudadanos en Cataluña”. Afirma que el “debate nacional" se ha usado para "tapar la corrupción” y la incapacidad del PP de cerrar un nuevo acuerdo de financiación de las autonomías.
Por todo ello, señala que se ha llegado a un escenario en el que “a lo mejor tocan cambios en el Gobierno del Estado”. El líder de la UGT catalana apuesta por “volver a trabajar en la construcción de una alternativa al PP para recuperar derechos sociales, económicos y políticos”.
Reivindicaciones laborales
En el plano laboral, afirma que éste debe ser el ejercicio en el que los sindicatos pacten con la CEOE el incremento de los salarios y que se renueve el Acuerdo Interprofesional de Cataluña (AIC), un documento marco de las relaciones entre empresa y trabajador que debe suponer el fin de las empresas multiservicios.
Si no se alcanzan estos objetivos, Ros advierte de que será un año “caliente” de movilización sindical. Especialmente en lo que concierne al pacto sobre los salarios. Da de margen hasta febrero para firmarlo.