Oriol Junqueras quiere volver a Cataluña. Este jueves, en su comparecencia ante el Tribunal Supremo, pedirá su excarcelación o un escenario compatible tras las elecciones del 21D, que pasa por cumplir condena en una cárcel catalana de modo que pueda acudir a los plenos del Parlament previa petición de permiso.
El abogado del exvicepresidente, Andreu Van den Eynde, cree que será posible conseguir el traslado y así lo defenderá ante la Sala de Apelaciones del alto tribunal. “Aunque se mantenga la cárcel provisional, tenemos que garantizar que se preserve el ejercicio de los derechos políticos”, argumenta.
Cerca del juez
Pero, ¿qué posibilidades reales hay de que Junqueras pueda abandonar la cárcel de Estremera, donde lleva interno desde el pasado 2 de noviembre? Fuentes penitenciarias indican a este medio que la prisión preventiva suele implicar permanecer en un centro cercano al juzgado.
De esta forma, los jueces se aseguran de que pueden contar con su presencia de inmediato si necesitan que el reo acuda a declarar. Lo corrobora la catedrática de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Teresa Freixes: “En cualquier momento el juez puede pedir una aclaración o una declaración”.
Es prematuro
Por ese motivo ve “de difícil cumplimiento” que el exvicepresidente de la Generalitat de Cataluña consiga un traslado porque es “demasiado pronto; prematuro”. Todavía no hay sentencia firme. Y recuerda que siempre dependerá del juez de instrucción, quien tendrá que razonar el argumento que presente Junqueras ante el TS.
“Otra cosa es si sale una sentencia, aunque no sea firme”, añade Freixes. Entonces el futuro del prisionero, si debe continuar encarcelado, puede variar porque “acostumbra a pasar que el juez dicta que se cumpla en el lugar menos desfavorable para él”.
Pueden haber excepciones, como alguna enfermedad, situación familiar, que el juez no necesite declaraciones del preso o que, cuando lo haga, se le traslade desde el centro penitenciario en el que se encuentre. Este sería el caso, sobre todo, de los internos que se encuentran en prisión preventiva durante un largo periodo de tiempo.
Sentido común
Sin embargo, no opinan lo mismo otros expertos como Joan Josep Queralt, catedrático de Derecho Penal en la Universidad de Barcelona (UB). A la pregunta de qué posibilidades tiene Oriol Junqueras de ser trasladado a una cárcel catalana responde contundente: “Tantas como que no”.
Explica a Crónica Global que “eso lo dictamina el sentido común y los principios nebulosos. ¿No habla tanto Rajoy de sentido común? Pues es el que dicta que debería estar al lado de la familia”, y tacha de “menospreciable” que no pueda estar en esa situación. Queralt apoya el argumento de Freixes sobre el papel principal del juez, figura clave en la decisión porque el futuro del republicano catalán depende, básicamente, de él. “Al final, la Administración no tiene nada que decir”.
El ‘caso Ioldi’
El caso de Junqueras ha desenterrado viejas historias como la de Juan Karlos Ioldi, exparlamentario de Herri Batasuna y exmiembro de ETA, por lo que le encarcelaron. En febrero de 1987, su partido lo presentó como candidato a lehendakari y obtuvo el permiso penitenciario para acudir a la sesión de investidura con Jesús Eguiguren de presidente de la Cámara.
La decisión judicial desató una fuerte polémica, no solo por si era lícito permitirle salir de la cárcel para acudir al Parlamento vasco sino también por qué juzgado debía tener competencias para juzgarle, si el Tribunal Superior del País Vasco (TSPV), que inició su caso, o el Tribunal Supremo, quien debe juzgar a los aforados.
El traslado del exmiembro de la banda terrorista obligó a establecer fuertes medidas de seguridad para la celebración de la investidura. Ioldi era el único contrincante del futuro lehendakari peneuvista, José Antonio Ardanza, y cuando su sentencia pasó a ser firme tuvo que ceder su puesto como parlamentario a su compañero de partido José Luis Elkoro.
Ioldi fue condenado a 25 años de cárcel por integración en banda armada, depósito de armas de guerra y estragos con resultado de lesiones graves. Tras pasar 16 años preso, fue liberado en el 2000.